martes, agosto 15, 2006

Cristian(o)


Mientras la reciente semana fue una real interrogante en un sin fin de temas, conocí a un hombre. Su alias es Cristián y su oficio es jugar con la electricidad.

Proveyéndonos un agasajo de pastas, supe que años atrás su oficio era otro. Uno muy distinto al actual. Él era ladrón; randa, ratero, cleptómano, delincuente, caco, amigo de lo ajeno, manilarga, carterista o como sea...

Su especialidad eran las joyerías del centro de Santiago, además de financieras, lanzazos al voleo, delincuencia barata y camiones repartidores de cigarro. Todo para el maldito consumo de la despreciable Pasta Base.

Deambuló por bares llenos de muerte y sustancias impedidas, conociendo a los más malos de nuestro territorio; probó a millones de mujeres de vida fácil y supo lo que era el infierno de aquellos que están vivos. Recientemente perdió a su madre producto del maldito cáncer que todos tenemos dentro. Su progenitora se marchó en paz y feliz, porque mi amigo “cristiano” fue salvado, como me repitió toda esa tarde.

Hoy vive una vida distinta y llena de buenos tratos, felicidad, una sonrisa que muestra su diente quebrado en alguna riña callejera. Ya no es ese hombre que peca con un cigarro o ingiere dosis de indiferencia. Dejo de viajar a ese pasado oscuro y sufrido. Olvidó sus cicatrices que marcaron esa etapa singular de su propia piedad.

Ya no carga esa maleta repleta de dedos que lo apuntan como el malo de la familia. Su corazón ya no es cobarde y dejó de matar y morirse en cada salida a la gran metrópoli llena de oportunidades. Se olvidó de ser la manzana podrida de su hogar y cambio esa espera en juzgados inculpadores. Él junto a un nuevo amigo profesan el bien... y sin mirar a quien.

Fue en un momento de su vida que dio un vuelco trascendental a todo y se llenó de esperanzas y anhelos; de sueños y buenaventuras, de la palabra del señor y de los hermanos de culto que ahora tiene y son millones.

Cambió las pistolas por la Biblia, sus fantasías son otras; él en estos instantes se olvidó de destrucción y trabaja construyendo historias escritas hace ya, dos mil seis años.

Como dato poco importante puedo contar que en mi hogar arregló los enchufes de la luz, el desagüe del lavaplatos y me instaló mi computador donde yo lo quería.

Como dato importante puedo decir que el cambio no es malo para quien lo necesita.

1 comentario:

Partituras Inconclusas dijo...

Claudito González...

Será un placer...Querido amigo.