jueves, octubre 26, 2006

Cuchillos Ciegos...

El lunes quise decir que hay ocasiones en que es posible que haya instantes en que no necesite nada más, cuando tus ojos me abrazan y yo soy capaz de mirarte con mis manos.

Pero eso seguía siendo una de las tantas mentiras con que me he venido relacionando. Sé que mi puerta no tiene timbre, por eso han entrado muchas personas sin llamar.

Me preguntaron quién me había robado el mes de abril (como la canción de Serrano), yo no supe contestar, porque no lo tengo claro aun. Fue por eso, que rápidamente –y ocupando lo poco de instinto que me queda- repliqué la perrunita con un inteligente- ¿Te preguntaste como pudo sucederte a ti?

Y allí nos encontrábamos ella y yo. Ambos abatidos por nuestra mala fortuna. Rodeados de amor irracional, desenvuelto en una noche de trova en ese clásico bar de la Plaza Ñuñoa. Estábamos alegres desde las doce y media, porque una hora más tarde comenzaríamos un viaje. Sin saberlo.

No pienso contar nada más porque lo último que hice fue dejar esa puerta abierta, de ese extraordinario automóvil. Me gusta el aire, me dijeron fumando un cigarro de ricachones. Me gusta el humo, replique al instante.

Porque desde un tiempo a esta parte cuando busco escuchar un “te quiero”, con desesperación, es porque no me lo diría a mi mismo.

Ya no importa que mientan. Así es, porque no tengo reparos en engañarme o proyectarme guillotinas con los fanales atados, y abrazo la vida que es sólo mía.

Camino por lugares nuevos con el corazón sonriente. Eso, para hacer creer que me encuentro bien, aunque sea por primera vez. Ayer me dijeron que mi problema era intentar eludir la culpa que siento, por el constante abandono en el que me visto envuelto.

El problema radica en que cuando busco escuchar un te quiero con desesperación, siempre esperan también uno de mi parte. Y yo no me olvido cuando pedí un vaso con agua y me lo dieron hasta la mitad, para que me fuera luego.

Actualmente estoy dedicado a otros menesteres: a lanzarme cuchillos con los ojos vendados.

jueves, octubre 19, 2006

Información manipulada...

En una ocasión me preguntaron ¿Cuando me vas a querer? Y yo dije: ¡no puedo hacerlo!

Después de eso, se acabó la batería de ese teléfono e imaginé esta historia.

Así es la vida, nuevamente la leyenda quedó inconclusa. Todo se agota, como aquellas partituras y hay una sola verdad, esa es que te quiero mucho. Pensé que era sólo mía y que nunca te la iba a decir.


Y hubo una pregunta que quedó dando vueltas. Me la hicieron precisamente cuando me apresuraba a cerrar mis ojos y comenzar a soñar esas desagradables fantasías que no me dejan descansar en paz. ¿Por qué crees que no puedo dejar que me dejes de querer?

Sensacionalmente me figuré que podría llegar a contestarla, pero mi vida que aun está toda entera, me dijo suponer que es porque aun te hago reír o porque te conozco desde el pelo hasta la punta de los pies. Porque te regalé los calcetines más lindos que jamás tuviste o porque pase lo que pase, digan, piensen o comenten, siempre voy a estar con ese cariño caro, que quiero.

Porque quise compartir millones de frutas y sopas de cebolla; porque te mire con una cara tierna. Porque tenía dos lucas en los bolsillos y con ellas te haría comer toda la vida. Porque aun me quieres.

Y ahí me encontraba, en mi propio sueño, mortificándome por no poder contestar algo que yo mismo había imaginado.

Volví a responder que tal vez, sería porque estando en el altar, te arrancaras y tocaras el timbre de mi casa. Porque nadie te querrá como yo; porque te hace falta mi nombre o porque hice millones de poemas que lavaron tus apellidos.

Quizás, porque jamás dejé de ser honesto; porque te acercaste al peor de todos o porque soy el que tú bautizaste.

Dímelo, para pensar en mis actos y dejar de actuar así contigo. Eso no me gusta hacerlo. Me hace mal hacer como que no te conozco.

Recuerdo a la lagartija y el palomo y me ideo la idea que siempre debí idear.

Porque te mostré algo distinto. Porque aun te extraño, tal vez por idiota o por pura nostalgia; porque te estoy esperando, porque me dueles o porque Ismael Serrano me lo dijo.

Porque aun no me atrevo a nada con nadie

Y volví a incomodarme con Morfeo y sostuve una dura conversación diciéndole que me rendía el, muy sereno me dijo: píenselo.

Dije, por un beso, por hacer es que es una pregunta muy amplia. Porque nunca me atreví a nada o porque conocí cada punto de tu cuerpo y no me vanaglorie de aquello.

Porque me marché tranquilo y soporté que el mundo hablara de aquello que me tiene tras las rejas. Porque somos amigos o porque me gusta la Gabriela Mistral.

Porque fuimos juntos a tomar helados y nos mojamos en el jardín japonés. Porque queremos tener hijos con los mismos nombres o porque me veo lindo con los lentes de sol.

Porque nunca te mentí y me transformé en un tal Manuel. Porque quiero que paren el mundo para bajarme. Porque caminamos juntos. Porque te me apareces en todos lados o porque me dijiste te amo.

Porque huelo a tabaco y nunca veras una chaqueta de cuero más fea que la mía. Porque te dejé con lo bellos y con lo real.

Estuve de verdad enamorada de ti y hasta ahora no me puedo resignarme a algunas cosas, me dijeron en el sueño y yo contesté que es porque no soy yo a quien le dices te amo o porque tampoco seré el que te espere en el altar, vestido para la ocasión.

Aprendí a vivir con el muerto, invocaron de inmediato para después decir: sabes que, me hace falta tener las ganas que tenía de estar contigo pasando el rato; sin hacer nada. Abrazados y ocupar las horas que dedicábamos a hablar y jugar al Cíclope.

Y si me raptaras, me preguntaron. Y si no conociera a nadie y si yo fuera más valiente, reflexionaron.

Le comenté que se había transformado en la que dejó un viaje indefinido lleno de partituras inconclusas. Después de eso, desperté.

jueves, octubre 12, 2006

Grosera felicidad...

Al levantarse al día siguiente, nada era igual. Las caras de los pobladores seguían pidiéndome explicaciones por lo funesto hasta ese momento. Lo hermoso de la incertidumbre es que su juego se trata de apocar las más groseras propuestas de felicidad.

De pronto sonó el teléfono. Del otro lado de la línea le seguían molestando aquellos desagrados con color a mujer.

- Hola, me dijeron.
- Hola, conteste.
- Cómo estás
- Bien, replique.
- Estás súper comunicativo. ¿Estás enojado conmigo?, me preguntaron.
- No lo sé, contesté algo confundido.

Fue es el momento en que, amigablemente debía despedirme de aquella historia que aun me persigue como los sabores de una carbonada hecha por una señora con peinado de señorita de los años veinte o como un maldito helado de un lugar concurrido en la calle Manuel Montt. Un helado de muchos colores.

- ¿Cómo no lo sabes?, siguieron avisándole la despedida.
- Lo he venido pensando me da vuelta en la cabeza. Y no llego a ningún lado.
- ¿Y por qué habrías de estar enojado?
- Es que son muchas cosas. Sabes, lo que tengo planeado en mente ya lo comencé...
- ¿Que cosa, enojarte conmigo?
- Olvídalo quieres, contestó como queriendo cambiar la situación.

Los entusiastas jóvenes vilipendiados por la vida habían decidido robarse cada último mensaje, cada última vivencia. Encostrándose en una de las propias maneras enfrentadas por el quehacer o en una buena forma de escapar entre las nebulosas del espacio oscuro...

- Me ha traído algo molesto y creo que es mejor que actúe así... lejos, impugna el muchacho que se echa volar.
- No po´... (replica juvenil e informal).
- Pero si tú estas feliz. Haciendo cosas y tienes tu vida armada. Yo sólo la destruyo, así que es mejor.
- No, me contestaron furiosa.

Y el rigor de cada palabra hacía estragos es un enraizado corazón. Sin duda, se quería conquistar cada monte y cada meollo, se urgía la necesidad de comerse con los ojos en este margen de nobleza.

- Sólo te debo el disco, dijo persistiendo en su opción.
- No po´ (otra vez ocupa el chilenismo), yo no quiero perder contacto contigo.
- Ya lo hiciste, dijo en una noche de torpe casual o en otra vida.
- Tú eres malo -le dijeron contando cada una de las desfavorables verdades- Ok, no te molesto más entonces.

- Es mejor para todos... apuntó seguro de lo que afirmaba.
- Ok, aunque no estoy de acuerdo, creo que no es la mejor manera de afrontar las cosas. Yo te quiero y me duele mucho perderte; tampoco te puedo obligar, le expusieron con los ojos tristes.

Y ambas soledades volvieron a irrumpir entre la muerte que se consumía tras las llamas incomodas y desabitadas de millones de melodías perdidas por accidentes inusualmente jadeantes.

- De verdad que lo siento mucho. Y me duermo con un sabor amargo y con pena. ¿Sabes porque? Porque al final decidiste abandonarme...

Nunca más volvió a dimensionar esa mentira...

lunes, octubre 09, 2006

Una Cuestión de Amor...

La paternidad es un tema que ha rondado muchas veces mi cabeza. Es más, conozco a un par de personas que lo están viviendo actualmente. De ello, sólo puedo extraer que la gravidez de ese momento hace florecer a aquellas almas que decidieron dar rienda suelta a la gestación.

De niño siempre pensé en la palabra Adopción. La relacionaba con que el ser un infante que llevase esa característica, inevitablemente te hacia mirar la vida de otra manera, impugnando que nada de lo que te pertenece, realmente te pertenece.

Hoy, intuyo que la Adopción o el acto de adoptar, circunda una carga de amor recóndita y desinteresada, en especial cuando se trata de una manera de formar o ampliar una familia que por diferentes circunstancias carece de la posibilidad de ser padres.

Sea cuál sea la razón, para muchos, el adoptar un niño implica el acto de amor más notable hecho. Es sabido que en nuestro país, este proceso –en ocasiones- es largo y está plagado de trámites, dudas e incertidumbres, pero también se ha conocido que cuando el mágico momento del encuentro entre un pequeño y su nueva familia se produce, todo cobra un nuevo sentido.

Acá surgen inmediatamente las preguntas: ¿En qué consiste este proceso? Y ¿Es muy difícil adoptar en Chile?

Impregnándome en conocer sobre el tema, abrí el pequeño diccionario que se encuentra en mi desordenado escritorio- oficina-dormitorio y esté me dice que el adoptar es la acción de prohijar; a su vez prohijar significa recibir como hijo.

Tras este baño de conocimiento, el artículo 10 de la ley vigente N°19.620 de nuestro país, define al programa de adopción como un proceso destinados a gestionar al niño una familia garante, esto, hecho por profesionales especialistas y autorizados en el área de la adopción.

Este proceso lo pueden realizar personas mayores de 25 y menores de 60 años. Objetando que se pueden flexibilizar si hay un lazo de sangre entre el niño y sus futuros padres.

También debe existir una diferencia de edad de por lo menos 20 años, en caso de ser casados, dos años de lazo matrimonial, a menos que uno o ambos sean infértiles y finalmente, haber superado las exámenes físicas, mentales y sicológicas impuestos por el Servicio Nacional de Menores u otra institución certificada para desarrollar programas de adopción.

Luego se da la posibilidad a maridos chilenos o extranjeros no residentes en nuestro país y finalmente, si los interesados que cumplen con el orden de prioridades no se interesan por un menor, pueden optar a amparar un niño los solteros, viudos o separados.

El proceso es más difícil si el niño es mayor de cinco años puesto que implica que ha vivido por más tiempo el abandono y supone que ha coexistido más tiempo compitiendo por la atención y el cariño de las “tías” en el hogar de menores o, en casos más graves, el maltrato de sus progenitores.

Para el Servicio Nacional de Menores el tema de la Adopción es su gran motor de trabajo. Ellos han implementado diferentes programas que ayudan y facilitan el proceso de adquirir y entregar a una familia a un niño necesitado.

A finales del año 2005, la institución presentó un catastro de la adopción de menores segmentada por regiones. Claramente el trámite es más recurrente en la Región Metropolitana, puesto que es allí donde se concentra la mayor cantidad de personas asiduas al tema.

Conversando con un grupo de amigos sobre el tema quedó expuesto (en aquella informal reunión) que la adopción es una de tantas opciones para formar o ampliar la familia, pro no cabe duda que en todo este proceso lo más claro es el amor.

Hay casos en que las parejas han adoptado niños mayores, varios hermanos, pequeños con algún tipo de invalidez o niños que ni siquiera pertenecen a su propia cultura dando así un ejemplo notorio que el amor no tiene fines...

sábado, octubre 07, 2006

PRUEBA...*.*





















Yo puedo hacerlo...


By Lilo_yyt

domingo, octubre 01, 2006

Un Sabor Distinto...


“Nueces para el Amor” era la película de la que habíamos hablado toda la noche en ese bullicioso festín organizado por los inseparables hermanos Gómez. Mis amigos de muchos años.

Luego de un rato y en su casa prendió el Dvd, me señaló el sillón para que me sentara, fue a la cocina por una tabla de quesos y vino blanco, se instaló al lado mío y puso play...

Tras un momento de insistente escenas que iban y venían a mi cabeza, escuché un leve ruido en una de las habitaciones. Le pregunté con cara de asustado si estaba acompañada y ella, soltando una sonrisa cómplice me dice: “es la Anastasia, mi compañera de departamento, quieres conocerla”.

Fue ahí cuando comenzó esta nueva historia...

Por el pasillo, aparece una mujer de no más de 25 años. Delgada, crespa, rostro cansado y sonrisa tan blanca como la cordillera en invierno.

- Hola, me dijo.
- Hola, contesté algo atontado.

Se curso por delante de la televisión más plana y delgada que mis ojos hayan conocido y se instaló en la alfombra. Sirvió un poco de vino en su copa, giro su cabeza, me volvió a sonreír y se concentró en la tele.

Ya un poco más tranquilo, seguimos mirando esa maravillosa historia de amor, reencuentros, abandonos y segundos reencuentros.

Eran cerca de la medianoche cuando sin darme cuenta conversábamos de millones de anécdotas de trabajo, amores inconclusos, puestas de sol y caminatas solitarias acompañado por el abandono.

- Eres un tipo silencioso, me dice Anastasia mirándome a los ojos tomando de la copa de cristal.
- Puede ser, le contesto seguro de lo que digo.
- ¿Has sufrido por amor?, me pregunta Rosario.
- Como todos nomás, y nos reímos entre todos.

Ahora me doy cuenta que bajo esa falda estilo agitanada y ese short deportivo, se escondían las más increíbles y lujuriosas historias que alguien me podía contar...o enseñar...o hacer vivir.

- Cual ha sido tu experiencia más caliente que has tenido?, me pregunta Anastasia.
- Nunca he tenido una experiencia sexualmente hablando, le contesto para obviamente hacer caer a estas dos maestras de la excitación.

En un abrir y cerrar de ojos, nuestros cuerpos se entumecían por el calor de la calefacción central de ese desamoblado departamento. Mis brazos adoloridos por el corriente y persistente movimiento, no se aminoraban en el cometido.

Nunca había estado tan caliente. Nunca me había sentido tan complacido por el sexo opuesto. Mi cesante y débil pelvis, hasta ese momento, no daba a vasto para aguantar el peso de ellas, por encontrar lo que buscaban. Sus lenguas se hacían zancadillas. Mis dedos recorrían millones de puntos específicos. Esos que tanto les gustan a ustedes. De fondo sonaba Arjona.

El capitán de este barco era yo. Tenía el control de toda esta nueva experiencia de arrendado amor. De permutados besos y caricias que dejaron de ser una demostración de algo. Esos malditos muslos oprimían mis caderas como el cazador que controla a su presa. Pensé en millones de cosas. Creí ver a los protagonistas de la película enojados por la escena que representábamos.

- Eres un mentiroso, me remarca Rosario, dijiste que no habías tenido nunca sexo.
- No, yo no dije eso. Lo que dije es que nunca había tenido una experiencia lujuriosa...

A la mañana siguiente y medio perturbado por lo ocurrido dejé una nota pegada en el refrigerador dando las gracias por lo vivido y exigiendo terminar de ver la película.

Mi llegada a la Universidad tuvo un sabor distinto... le reclamé a un muchacho su falta de amistad para con el curso...

Un Regalo*.*.*
























Hay un hombre con alas de ángel
escribiendo las historias propias
y las ajenas
en una vieja partitura,
que no termina nunca,
que se escribe con la pluma
de la vida...


By Lilo_yyt