sábado, abril 29, 2006

Me gustaría encontrar la forma como para que tus problemas fueran los míos...

Para despertarme en la mañana, agarrar a mi paloma mensajera y que ésta me contara de tus risas, remedio infalible, que fue más fuerte que las ganas de envolver un helado de frutos del bosque...

Me gustaría que supieras que puedes contar los problemas, tan sólo, con los dedos de una mano. Y brillar en jóvenes promesas rotas, y olvidadas...

Nada está escrito, esa es mi misión. Lograr que entiendas que debes agarrarte de alguna mano, y mirar lo que hay detrás de cada uno de los vuestros.

Porque siempre se puede nacer de nuevo. Esa es la tarea más humilde de todas... Volver a empezar y ser un espectador a distancia de lo ocurrido.

Un maldito o una maldita enamorada de amores inconclusos... Como estás partituras.

Daniela y Huatatin... (Una historia de princesas y payasos)


Hoy imaginé que era mujer...
Pensé además, que lugar sería bueno para buscar una historia para este blog; pensé en la forma del texto, los matices de mi escritura y cuanto quería emocionar. También pensé en que dicho lugar me diera varias historias reales, de esas que me gustan y que emocionan hasta lo más adentro del ser.

Pasó y pasó la semana y mis resultados eran nefastos, no había ninguna historia que me llamara la atención. No había ni siquiera un cuento del cual pudiera sacar algo, aunque sea una historia de mentiras.

Me paraba las mañanas completas en distintos lugares del caótico Santiago y nada, ni una miserable historia.

El jueves, nada; el viernes tampoco. A esa altura de la semana debo reconocer que estaba bastante decepcionada de mí por no encontrar un digno lugar ni a una digna persona y sin pensarlo dos veces, me fui a tomar una gratificante cerveza. Cosa que me enseñaron mis compañeros de universidad.

Fui a la “House of Rock”, ese local ubicado en la calle Irarrázabal con su singular forma (es una casa inclinada); me encontré con gente que no veía hace muchos años, el problema era que esos sujetos no son muy interesantes, además sus historias son monótonas y lateras, como la de una amiga con nombre costoso...

Luego de escuchar varios temas de la banda que en ese momento tocaba, me interesó la soledad que tenía un muchacho de aproximadamente 20 años.

El tipo era delgado, bastante pálido, pelo largo y despeinado. A esa altura de la noche cuando la lucidez es una invitada que ya se despidió, sin darme cuanta estoy a su lado brindando.

La conversación era fluida y su apodo “Huatatin”, así es como a él le gusta que lo llamen. Aunque su verdadero nombre lo supe con el tiempo, en esta historia, Alfredo será Huatatin.

Su canción desesperada, le dice solo “Te quiero”. Te quiero mucho más que a su propia locura, que a esta altura de su vida es lo único de él. Su manifiesto. Su obra maestra. Su legado. Su obsesión.

Quiso que ella y su hija fueran la razón de su ser, su luz, su droga, su querer y su odiar. Sus propias mentiras, su escenario que será tomado por el director de la obra y el dueño del boliche; de las cortinas y de los tablones.

Hasta este momento la noche me parecía bastante singular, básicamente se trataba de un muchacho que ahogaban sus penas en alcohol y una joven señorita reportera que trataba de escribir. O de vivir un poquito más.

Escuchábamos “Blues” y mirábamos a las nenas y los nenes que estaban sentados con sus novios y novias. Como remediando nuestra mala fortuna. Nuestro llegar tarde.

Lamentablemente para mi nuevo amigo, su realidad es triste. Él trabaja en distintas esquinas de Santiago haciendo malabarismo, con pelotas, diábolo, zancos o palos chinos. El se gana la vida con la sonrisa de incólumes conductores, que en algunos casos, no bajan la ventanilla de sus adinerados bolsillos, para regalar una moneda. Para cambiar un trozo de pan por una sonrisa.

La obsesión de mi protagonista se llama Daniela. Ella es una princesa del barrio alto, vive con sus padres en una formidable casona en la calle Colon, casi llegando a Manquehue. Ella no sabe lo que es cambiar un pan por una sonrisa. No sabe aún lo que es vivir.

Pero como todo pasa por algo y más tarde que temprano está historia estaba destinada, en un semáforo de ese adinerado pueblo, se conocieron.

Se conocieron en una esquina, ella manejaba su Jeep y él juntaba peso tras peso para pagar su comida diaria. Demás está decir que el flechazo fue instantáneo, ella se paseaba caminando para ver los trucos de mi amigo. Y el se creía el mismísimo payaso “chirola” haciendo reír a los transeúntes.

Cuando él me contaba su bella historia de amor, no pude dejar de no acordarme de una de las tantas telenovela del canal TVN que se transmitió hace un tiempo (Puertas adentro).

Es la misma historia reflejada en un basurero y una niña cuica, juntados por el “Hip Hop”. Acá era por el malabarismo. Por el hambre y el pasar feliz. Por los harapos y los trajes Zara. Por una vida de perro vago y de princesa enamorada.

El Huatatin sé la estaba pasando realmente mal. Cuando me contó esta historia, mi amigo insiste en invitarme otra cerveza para alargar la noche- según sus propias palabras-, yo accedo gustosa porque veo en él, la necesidad imperiosa de comunicarse, de poner en práctica esa regla que dice que al momento de comunicarnos con otra persona ambos aprendemos.

Él tiene ganas de hablar, de llorar, de contar sobre su soledad, de contar sobre sus trancas sociales, de contar sobre su vida, de presentarse aunque sea en el relato a su amada Daniela.

- La Daniela no me quiere, era lo único que repetía. Lo hacia con los ojos vidriosos, quizás por el alcohol. Quizás por lágrimas, combinadas con alcohol.

Yo por mi parte ciento ganas de tener las palabras adecuadas para que a esa altura de la noche, mi amigo pase el mal rato que le está regalando su destino. Su inevitable destino.

Se nota que mi nuevo amigo se inventó un sabor que no tenía, un llamado que no hizo, una cadena perpetua y un destierro en su corazón. Se inventó un dolor desconocido, un millón de amigos, que era un gran bailarín, y que vivías frente a ella.

Inventó también un calor sin sudor, inventó que sus labios le sonreían y le mostraban una atadura de sentimientos.

Se inventó que sería un buen comenzar el mes de los gatos, observó una fotografía y un camino a su corazón.

El Alfredo es un muchacho callejero, se nota que desde siempre a tenido que luchar para comer, vive solo por causa de una discusión que lo hizo salir de su casa para no volver...

Para dormir con los perros que son sus compañeros más leales, para quizás pernoctar con las estrellas, las que vélan su estadía solitaria y helada en días de invierno. Quizás para en ocasiones conversar con la lluvia o con su hambre.

Momento en que seguíamos conversando y brindando por los no amores, Alfredo me dice:

-
La muerte me llamaba, se acercó, tomó mi mano y me llevó a una realidad tan profunda como las cristalinas costas chilenas. Sé que la lluvia caerá, para después ver al sereno.

Y continúa diciendo:
- Mi alma era distinta, mucho peor de lo siempre fue. Por algún instante sentí que era el momento de terminar con este dolor.
Ahí comprendi todo...
Nos despedimos con un largo abrazo, eran cerca de las cuatro de la mañana. Nos prometimos volver a vernos, quizás en alguna esquina o en algún bar. Tal vez en sus historias o en las mías.
Las fantasías son un buen motivo para volver a soñar, para volver a vivir.

La verdad es que eso es todo un misterio, la verdad es que no estoy segura de volver a encontrarme a este tan particular he itinerante amigo. Su caminar fue rápido, renco, su bolso multicolor hacía resplandecer su apresurada silueta.

A lo lejos veo que acaricia a un perro, se gira y me levanta la mano en señal de amistad.

Lentamente su delgada silueta comienza a desaparecer, yo por mi parte, debo también volver a mi casa. La noche fue maravillosa, escuché blues, tomé cerveza, hice un nuevo amigo, hablamos de sueños y promesas rotas.

La verdad es que ahora, un día después de este suceso, la resaca me esta matando. Como no, si jamás había bebido una gota de alcohol. Ya me he tomado varias aspirinas para matar este horrible dolor de cabeza.

Hace unos momentos fui a mi chaquetón que dejé colgado en el armario, y de el saqué mi grabadora. Nunca la apague, tampoco quise que el "payaso" la viera, mi deseo era que la conversación y los sentimientos no estuvieran sujetos a ese útil pero cohibidor artilugio.

Quise que los sentimientos fueran sin maquinas, ósea netamente sentimientos. Hubiese sido como matar la noche. Coartar la oportunidad que me daba el periodismo de sentirme por primera vez una chica mala. Una mujer rebelde. Una de esas que disfrutan en lugares en donde se encuentran las más interesantes personas.

Me acordé que alguien me dijo que las mejores gentes se encuentran en los peores antros. Aprendí un poquito más que la vida no es simplemente que te regale manos, flores o presencias.

Nunca le mencioné que su historia sería guardada en un cassette de 120, porque realmente quedó guardada en mi inexperto corazón.

Si ella se va...

Si ella se va no la perdones.
Si te deja cultiva bien tu odio.
Nunca seas generoso en olvido, si ella se va.
Si te deja no digas adiós
O "Qué vamos a hacerle", no pidas perdón.
No repases vuestras fotos
Y, mirándole a los ojos,
Regálale eterno tu odio.

Si ella se va no trates nunca de entenderla.
Maldice sus pasos.
Nunca creas sus despedidas, sus promesas, su explicación.
Y provoca llanto y dolor,
Que queme su conciencia como el sol,
Que el adiós le corte como una cuchilla.
No te confundas ella, es la asesina.

Porque cuando ella se va
Alguien la esperará en la esquina.
En otros brazos reirá con otras mentiras,
Dirá "Te amo, cuanto tiempo te he estado esperando".
Y te olvidará, todo habrá muerto,
Y aquel otoño nunca habrá sido vuestro.
Para qué mentir, que ella se lleve,
Aunque dure poco, tu odio para siempre.

martes, abril 25, 2006

Es extraña la mágia que produce prender un computador, conectarse a éste irracional mundo de redes y encontrarse con personas que jamás conociste.

Eso fue lo que me pasó hoy. Mi nombre confundió a un amigo de los números que pulula por las calles de Temuco con sus amores.

Y estoy condenado a mirar desde la vereda donde no hay nadie parado. y me encanta ser quien soy. Pero más me gusta el hecho de valorar lo que significa el querer y ser querido. El encontrarse desde diferentes rincones olvidados, solitarios o simplemente contados.

No importa la cantidad de riesgos que se corren al prender un computador. Yo los tomo todos... eso ayuda al alma.

La Lectura en un Mundo de Redes


“La poesía francesa es un orgasmo intelectual para mí”. Así lo afirma Juan Carlos Gutiérrez, estudiante de Filosofía de la Universidad de Chile, muchos de los jóvenes chilenos encuentran pasión y encanto en la lectura de diferentes textos que se relacionan con sus intereses. Pero en otros casos, el panorama no es tan alentador, y leer se convierte casi en un castigo.

Los hábitos de lectura juveniles se han transformado en un tema controversial, tanto en la capital chilena como en el resto del mundo. Muchos son los planteamientos y estudios que se han hecho al respecto y al parecer todos coinciden en una sola cosa: a los jóvenes no les gusta leer. Pero en ningún momento se ha cuestionado la veracidad de esta afirmación. Recientemente se realizó una encuesta a nivel nacional con el fin de conocer la afición o tedio de los chilenos hacia la lectura, y como era de esperarse, los lectores más fervientes y entregados eran muchachos entre los 12 y 24 años (el 77.5% de la muestra total). Los resultados arrojaron también sus principales prefencias, y aunque a muchos les suene a mentira o engaño, sus aficiones principales varían en los libros, las revistas y los periódicos.

Y quizás el error está ahí, en esperar siempre lo peor de aquellas personas que se encuentran en la edad del limbo, donde no se es adulto pero tampoco un niño. Rodrigo Cánovas Emhart, profesor de la Facultad de Letras de la Universidad Católica, afirma que esta creencia errónea nace en los adultos: “Una vez un saber se institucionaliza, se escolariza o es atrapado por el mundo comercial de los adultos, los jóvenes pegan la carrera y van hacia otros lados, porque no quieren que su placer se institucionalice y se vuelva oficial, porque les gusta tener redes distintas a las del mercado en el que están insertos”.

Y aunque es innegable el hecho de que muchos de estos muchachos leen porque su colegio o su universidad así lo exigen, el concepto no se puede generalizar. Para comprobar esto, es suficiente con salir un día a visitar una biblioteca de demanda masiva, por ejemplo, la Biblioteca Nacional; ¿Quiénes la visitan?, jóvenes entre los 14 y los 25 años de edad que buscan espacio para el deleite de su pasión y amor secreto: la lectura.

Pero no todo el ambiente es tan “erudito”, como dirían algunos. Astrid Hernández, estudiante de Programación y Mantenimiento de Computadores, al expresar su opinión sobre la lectura deja muy claro su pensamiento radical y serio: “Yo leo cuando en el Instituto me lo piden, porque me toca. Además, esos libros que ponen no le despiertan a uno el interés por la lectura, y eso viene desde el colegio”.

Y no cabe duda de que el hábito de la lectura depende en gran parte de la educación que se recibe en el colegio o en las escuelas, pero también se debe tener en cuenta el factor familiar, pues en la gran mayoría de los casos los integrantes del núcleo le huyen al “aburrido” pasatiempo de la lectura. La página de Internet, www.leerenfamilia.com, plantea al respecto: “Leer en el hogar es muy importante porque el gusto por la lectura comienza en casa, cuando padres e hijos comparten momentos divertidos alrededor de un libro, leen, se cuentan cuentos y conversan”.

Obviamente, la responsabilidad recae también en el mismo lector potencial, quién no busca alternativas para el desarrollo de sus hábitos en la lectura, pues afirmar que todos los libros son aburridos sólo porque las experiencias colegiales así lo señalan, es una declaración algo prejuiciosa.

De igual forma, el hábito de leer no se basa sólo en tomar un libro y dedicarse a él por completo; hoy en día existen tantas alternativas como lectores en el mundo: Internet, caricaturas, revistas juveniles, periódicos, etc. Así mismo, las tribus urbanas hacen parte inseparable de esta costumbre, pues al pertenecer a un grupo de “skinheads”, “punks”, o “rockers”, la lectura se convierte en casi una Biblia para los integrantes de estos grupos, quienes encuentran en ella enseñanza, fidelidad y seguridad ante el proceso de formación de sus aptitudes, de acuerdo con la afirmación de Cánovas: “La lectura no sólo forma la personalidad, es una compañía vital y definitiva para quienes leen. La lectura no nos puede salvar ni redimir, ni ayudarnos a crecer espiritualmente, pero si es una puerta definitiva para encontrar vocaciones, caminos, profesiones. Un buen libro, en cualquier situación, puede abrir puertas y canales ciertos de comunicación hacia el mundo”.

Pero quizás, a pesar de todo, los mismos jóvenes son conscientes de que no leen porque ellos mismos no han creado el hábito. Al expresar sus motivos ante la negativa hacia lectura, varían entre la falta de dedicación, de tiempo, dinero, o inclusive, en la no existencia de una biblioteca cercana, aún conociendo las múltiples alternativas que el mercado les ofrece.

“Cuando no tengo nada que hacer, leo alguno de los libros que mi papá tiene en la casa, pero me aburro rápido y los dejo”; como éste, el caso de Luisa Borda, estudiante de Diseño Gráfico del Instituto Profesional DuocUC, existen muchos más jóvenes que renuncian a la lectura del todo, precisamente porque creen que no hay más alternativas para ellos, pero el mercado y la Internet ofrecen posibilidades para todos los gustos e intereses: poesía clásica, novelas góticas, biografías de artistas de rock, colecciones sobre culturas muertas, etc., sólo es cuestión de actuar y buscar, sin quedarse en la amarga experiencia del libro del colegio o del libro de “auto-ayuda” que les regaló la mamá para el cumpleaños.

Este fenómeno de falta de interés o de alternativas en la lectura para la población juvenil, llevó a que el Ministerio de Cultura creara el “Plan Nacional de lectura y Bibliotecas”, con el fin de incrementar los índices de lectura en Chile. Para llevar a cabo este proyecto, se ha comenzado por entregar dotaciones completas de colecciones bibliográficas, maletas de cine y equipos para bibliotecas públicas en 200 municipios del país, de acuerdo con un comunicado de prensa del Ministerio.

Y teniendo en cuenta los diferentes factores que inciden en los hábitos de lectura de los jóvenes, este Plan también busca motivar y sensibilizar a padres de familia, educadores y ciudadanos para que contribuyan al cambio de actitud de sus hijos y alumnos frente a la lectura.

De este modo, el panorama parece ser más alentador y conveniente para los muchachos interesados o no en la lectura; para los primeros, porque cada vez será más fácil la consulta de un libro o texto determinado, y para los segundos, porque la oportunidad de comenzar a leer es cada vez más amplia y cercana, buscando contribuir en el desarrollo de sus hábitos en el mundo de la lectura.

Pero es aquí donde muchos se preguntarán cómo comenzar a desarrollar estas aptitudes. Iván Sierra, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Arcis, afirma que su amor por la lectura comenzó cuando descubrió que existían otros como él: “Siempre he sido muy callado y de pocos amigos, y ese cuento de la soledad ya me estaba absorbiendo, hasta que un día, en Internet, buscando poesía oscura, encontré a un grupo de autores franceses que llamaron los Poetas Malditos. Ese día entendí que no era el único así, y comencé a leerlos”.

Este bien podría ser el primero de los pasos para comenzar a leer: buscar algo de acuerdo a los intereses personales: el blues, la cultura pop, dietas para adelgazar, etc.; hay de todo y para todos.

Al comenzar por esta etapa, las demás vienen casi por añadidura. Siempre en un libro, una revista, y hasta en Internet, se descubren términos nuevos, o se citan autores que despiertan en el lector la inquietud de averiguar más sobre lo nombrado; esto llevará a otras consultas, ya sean en diccionarios o en otros textos, pero una vez iniciado el hábito, todo lo consiguiente se convierte en un círculo, y se siguen los pasos unos tras otros.Asimismo, las diferentes fuentes de adquisición de conocimiento se hacen necesarias para el joven. Las bibliotecas del colegio, de la universidad, los puestos de revistas, las librerías, en fin; existen diversidad de formas para la realización de la consulta del tema de interés. Para empezar sería bueno consultar la Web, pues en muchas páginas se orienta a los lectores sobre los diferentes autores a inquirir, de acuerdo con sus gustos y exigencias.

Otra alternativa pueden ser los amigos; existen diversidad de grupos que intercambian libros o revistas que se relacionan con los intereses de los mismos, así que es casi imposible no encontrar algo que se conecte del todo con lo que el lector en potencia busca encontrar, inclusive en las diferentes Fundaciones o Asociaciones dedicadas a la lectura se puede buscar asesoría sobre el tema.

Rodrigo Cánovas Emhart, asegura al respecto: “No se puede tratar el problema de la lectura en Chile, Bolivia, Perú o Ecuador como un hábito obligatorio, se debe mirar como un hábito de libertad, y cuando eso se logre vamos a empezar a encontrar esas lecturas que los jóvenes quieren. No pasa por el colegio o la universidad, hay que buscar esos lenguajes y mirar en qué medida esos lenguajes los seducen más que los oficiales, para desarrollar más alternativas para ellos”.

Teniendo en cuenta esto, es casi un hecho que la lectura es una pasión que hay que despertar, que vive con nosotros pero que muchas veces no se deja salir, y se hace necesario estimularla hasta llegar al éxtasis, a la excitación, al “orgasmo intelectual” que planteaba un estudiante anteriormente.

Cuando se tiene la primera experiencia, es difícil detenerse después, y el hábito se convierte entonces en un vicio, que está en cada uno detener o no, pero sé que muchos conviviremos con él hasta sufrir una “catarsis incorporal” de tanto conocimiento; y obviamente esto es imposible.

miércoles, abril 19, 2006

Mis Días están Contados...


Desde que creé este medio de comunicación, no lo había usado para reflexionar sobre mi cotidiano. Pero hoy, fue un día de esos que no se recuerdan. Fue uno de aquellos que se transforman simplemente por una conversación, en base a una mala “performance”.

Sinceramente creo no servir para nada.

Y esto lo escribo responsablemente, ya que ni mis enemigos me han molestado o se han parado fuera de mi casa para esperarme y golpearme como tantas veces lo han hecho.

Ni siquiera aquellos sueños húmedos me acompañan. Y les cuento que estoy un tanto cansado de la vida que llevo. No soy un pesimista, sino que un optimista que habitualmente se informa de todo, para luego, y sin otro remedio hacer esos “juicios” que tanto me agradan.

Estoy chato de toda esa mierda que lanza la sociedad a las personas buenas, nobles o de corazón sensible. Estoy molesto porque la gente que quiero, esta mal. Pidiendo a los señores que viven en lo ajeno, una oportunidad para reír.

Yo mismo, estoy cansado de no volver a reír y cada vez que pasa algo o me equivoco, retraerme hasta el punto de ser tema de conversación para los demás.

Claro, pues ellos, no entienden realmente lo que las neuronas están analizando. Para la gente que tiene su vida resuelta, un trabajo estable, un hermoso auto o un Loft bien decorado, suele transformarse en un desencanto momentáneo.

Pero amigos, no es así. Hay más cosas que aquellas que se gana con el sudor del alma. Hay cosas mucho más valorables que las riquezas de Ali Baba y sus cuarenta ladrones de mierda.

Hay soledades que se transforman en una buena compañera que no te caga con tu mejor amigo o que nunca te dice... No puedo.

Si yo fuera como todos ustedes, dejaría de ser yo y me trasformaría en alguien que pide a gritos, una nueva oportunidad...

domingo, abril 16, 2006

Animal.

Cuando veas pasar gente,
Y te sientas gente,
Recuerda siempre,
Que un animal
Te aguarda.

Y no es un animal,
Bautizado inteligentemente,
En una puesta oscura,
De sol brillante.

O quizás,

En una tarde de amor
A orillas de la nada...

Ya que la vida es humilde.
Intranquila y cansada,
Con dolorosos resignares
O agobiantes caricias.

Cuando las estrellas,
Marquen tu camino exitoso.

Recuerda que hay gente
Que te quiere ver gente.

Y cuando veas niños correr,
Al lado de otras gentes,
Recuerda siempre,
Que un niño
En cuerpo de adulto,
Trato siempre de ser gente.

Cuando tus lágrimas,
Invadan tu rostro de mujer sonriente,
Recuerda siempre,
Que un inhóspito aprendiz,
Trato siempre de secar tus lágrimas,
Y no provocarlas.

Cuando la estupidez,
Recorra tus pensares,
Recuerda siempre,
Que hubo alguien,
Más estúpido que nadie,
Soñando imposibles.

Y mirando tu horizonte,
Sin un presente...

Cuando salgas a la calle,
Y veas sueños,
Recuerda siempre que alguien,
Te soñó despierto.

Y durmió poco esperando,
Impaciente,
Un presente.

Cuando sientas,
Un caer de tus fantasías,
Recuerda siempre,
Que las fantasías son la niñez,
De un espíritu adolescente.

Cuando escuches vértigos,
De animales atrapados
Levanta tu cabeza,

Puede ser que
Me encuentres...

jueves, abril 13, 2006

El Poema del Fútbol...


Como vas a saber lo que es el amor si nunca te hiciste hincha de un club.
Como vas a saber lo que es el dolor si jamás el zaguero te rompió la tibia y el peroné y estuviste en un barrera y la pelota te pego justo ahí.

Como vas a saber lo que es el placer si nunca diste una vuelta olímpica de visitante.
Como vas a saber lo que es el cariño si nunca la acariciaste de chanfle entrándole con el revés del pie para dejarla jadeando bajo la red.

Escúchame... Como vas a saber lo que es la solidaridad si jamás saliste a dar la cara por un compañero golpeado desde atrás.
Como vas a saber lo que es la poesía si jamás tiraste una gambeta.

Como vas a saber lo que es la humillación si jamás te metieron un caño.
Como vas a saber lo que es la amistad si nunca devolviste una pared.

Como vas a saber lo que es el pánico si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe.
Como vas a saber lo que es morir un poco si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco.

Decidme viejo... Como vas a saber lo que es la soledad, si jamás te paraste bajo los tres palos a 12 pasos de uno que te quería fusilar y terminar con tus esperanzas.

Como vas a saber lo que es el barro si nunca te tiraste a los pies de nadie para mandar una pelota sobre un lateral.

Como vas a saber lo que es el egoísmo si nunca hiciste una de más cuando tenías que dársela al 9 que estaba solo.
Como vas a saber lo que es el arte si nunca, pero nunca inventaste una rabona.
Como vas a saber lo que es la música si jamás cantaste en la popular.
Como vas a saber lo que es la injusticia si nunca te sacó tarjeta roja un arbitro localista.

Decidme, como vas a saber lo que es el insomnio si jamás te fuiste al descenso.

Como vas a saber lo que es el odio si nunca hiciste un gol en contra.
Como, pero como vas a saber lo que es llorar, si llorar,
Si jamás perdiste una final en un mundial sobre la hora con un penal dudoso.
Como vas a saber, querido amigo,como vas a saber lo que es la vida
Si nunca jamás, jugaste al fútbol...

lunes, abril 10, 2006

¿Hay Profesión más Hermosa?

... A mí me gustaría que mi hijo fuera periodista.

¿Hay acaso otra profesión más hermosa?

Me gustaría que pudiera registrar el diario acontecer, porque los hechos y las ideas fluyen como una corriente tibia y nada hay más agradable que sumergirse en ella y empaparse de conceptos y de representaciones de panoramas y sucesos. Pocos deleites pueden compararse al que produce el escuchar a la gente que sabe y a la gente que siente.

Quiero que sea curioso. Que observe al paso del sol por las esquinas y que sea confidente del viento. Que mire todos los días al mundo como si éste hubiera sido inaugurado el día anterior, descubriendo el juego de las luces y las sombras.

Quiero que sea un hombre que practique intensamente la más preciosa de las libertades y que lo haga de manera responsable y discreta. Que sea optimista, que lance su corazón hacia la altura y que lo siga.

Quiero que más allá de las noticias, las ilustraciones y los títulos vea siempre el rostro ansioso del hombre de la calle.

Quiero que sea un periodista: un profesional que, como decía don Carlos Silva Vildósola, aprenda a compensar su modestia económica con el hecho de ser millonario en satisfacciones. Que ayude a transformar la parte del mundo donde le toque vivir y a salvar el paisaje y que a la hora de las celebraciones renuncie a toda posibilidad de ser considerado protagonista y se conforme con la maravillosa condición de ser testigo.

Quiero que ame las palabras, ladrillos con los cuales tendrá que edificar todos los días un trozo de la historia. Que no olvide que Jesús nos advirtió que el día del último examen tendremos que dar cuenta de toda palabra ociosa.

Que no sea inoportuno y que sepa que la actitud comedia y respetuosa puede más que la porfía y la amenaza.

Me gustaría que fuera periodista para que aprendiera a caminar con soltura por los senderos y vericuetos por los cuales trajinan la paz y el amor cuando las calles anchas están ocupadas por el riesgo y la violencia.

Quiero que actué de buena fe y que parta siempre de un bien entendido: todos tienen sentido, razón, entendimiento y juicio. Nadie es propietario exclusivo de la verdad o la belleza.

Esta profesión, a veces vilipendiada, reclama sacrificios, tenacidad, amor, sobre todo amor. Hay que enamorarse de ella. Y es curioso, pero ese amor enamorado no oculta sus defectos y sus peligros. Quiero, en fin, que sea periodista como lo fueron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, esos cuatro reporteros que escribieron el más hermoso de los reportajes, contando la historia de Dios hecho hombre.

martes, abril 04, 2006

Si Te Señalo con el Dedo...


Si me sorprendes algún día
Señalándote con el dedo
Es para que tengas presente
Que te elegí para siempre

Si me miras y vez cansancio
En mis ojos
Es porque me desvelo pensando
Como poder retenerte un día
Más.

Quiero que sepas, dulce flor,
Que serás la novia y el jardín
Que le otorgue a mí existir
Compañía y frescura
En mis tardes lluviosas.

Quiero que seas,
El salmo bíblico, del que no creo,
El descanso que se aproxima
En tu almohada.

El árbol firme que me detendrá,
En mi cansado viaje a tu voz.
Mi esperanza, mi desilusión
Mi amiga y compañera

Mi placer culpable, eso, y mucho más.

Por ti canto y recuerdo que sigues a mi lado.
Quiero que seas mis temblores, mi corazón
Mi pena y alegría.

El seño adornado y cálido
Que me cobijará en agonía
La mujer que nunca amé.

Desde que te reconocí aquel marzo
Epistemológico, todo cambio, vencí el cansancio.
Canté para seguir vivo. Luché contra dragones burlones

Aquel marzo,
Aquel, en el que te señalé con el dedo.

El servidor de Satán


Las armas las carga el diablo, son las sirenas del averno. Se disparan cuando te veo pasar con tu mirada puesta en los recuerdos olvidados. Aquellos que se disimulan cuando los ojos apuntan hacia el suelo.

A cada rato, me veo sentado al lado de un Dios que me mira, ríe por mis actitudes y por mi forma de enfrentarme. Por mis mentiras y mis sueños rotos.

Ya no soy nadie para nadie. Porque estoy repleto de horribles escrituras que se mueren a cada rato. En cada despertar, en cada amanecer, en cada sueño sepultado en una tumba húmeda.

Y la luna es de queso, un queso que está podrido por tu rebeldía que explotara en cualquier momento, y me destruirá una vez más. En mi escritorio.

Yo no conozco a la pasión. La guardé en un baúl sellado con la esperma de mi candelabro negro. Junto a ello, se cerraron toda posibilidad de demostrarle al mundo quien soy. Y el espejo se quebró por completo.

La lagartija se murió de hambre. Y tus labios están ocupados en otras constelaciones, están llenos de metáforas blancas. Y deliciosos acontecimientos.

Las armas las carga el diablo y yo soy su ayudante. Me visto de oscuro, para pasar desapercibido. Esperando a un incauto que me haga feliz. O me haga ganar el 10% por cada hombre que nos acompañara.

Tus pasos están donde corresponden. Al final de aquella estación olvidada de una gran avenida también olvidada. Tus pasos van firmes y seguros, de la mano de aquellos hombres que sueñan lo que yo soñé. Tus pasos caminan por la vereda de enfrente, por aquella que te veo pasar.

Esperando el irremediable encuentro con la que me ganara una nueva partida. Sensibilizando las esperanzas de encontrar otra constelación, o tal ves, simplemente una nueva derrota.

Tengo claro que no te puedo olvidar, ya no puedes destruirme, porque fuiste la culpable de hacer florecer con una sonrisa diciéndome te amo, para después hacerme rodar una lágrima diciendo: olvídame....

Y me refiero a que puedo destruirme sólo, porque te sigo amando... Me basto verte para saberlo.

No puedes volver a matar lo que ya se murió, O a matar lo que aún vio en ti.

Esto, porque ya cauterice esa parte de mi cuerpo y las cicatrices están lentamente cerrándose. Te sigo amando... Me basto verte para saberlo.

Después de que destruiste eso que era nuestro, Entonces te pido que me enseñes como se hace. Como se actúa tu libreto. Enséñame a no volver a armar, a extirpar todo un poco más fuerte.

Ahora puedo darme el lujo de hacer dos cosas al mismo tiempo. Disfrutar lo que más quise de ti pero sin conmoverme. Te sigo amando... Me basto verte para saberlo. Para estremecerme.

Pero sin enloquecer, aunque creas lo contrario. Tiene claro que lo que más amas puede convertirse en lo más hermoso de ti, en lo más vil.

A pasado tanto tiempo y volví a temblar bajo tu piel. Porque sigues siendo tú

Buen viaje. Eso espero...

Males que no duelen...

Nuestra existencia siempre está supeditada por las trágicas circunstancias que nos tiene preparadas esa señora ingrata que se llama vida. Porque estamos claros que, cuando la banda sonora de nuestra existencia se comienza a entristecer, esa es una mala señal. Una señal que estamos prohibiendo nuestra fatídica vida. O que somos uno de aquellos excéntricos bipolares, que maldicen su devenir, al lado de una buena botella de alcohol.

Además, cuando se sabe que los recuerdos se transformaran en un inexplicable dolor estomacal, hay que vivirlos como debe ser. Llorando. “Chao, suerte, que te vaya bien”, dijo mirándome fijo con ese desagradable tono de las desagradables despedidas. Sacó un disco del trovador hispano Ismael Serrano y me lo dio sin ocupar ningún sentimiento, sin ocupar ningún papel de regalo, sin conocer ni siquiera quien era Ismael Serrano.

Como era lógico: cuando mis vacaciones se acabaran, las de Lissette correrían la misma desgraciada suerte. Ella volvería a su exclusiva empresa periodística de circulación nacional- un ejemplo de lo que significa hacer del periodismo un cabaret-, repleto de aquellas compañeras con sus ajustados vestidos negros y tacones altos incluidos. Y yo a mi computadora personal llena de solitarios recuerdos para hacerme cargo de la última gran obra maestra; escribir sobre olvidos.

A esa altura de las circunstancias, no sabía quién de los dos estaba a punto de entrar al infierno, pero tenía fundadas sospechas de que era yo. Eso me lo indicaba el que constantemente me estaba bañando con la sangre que quedó en aquellas sabanas en las que juntos nos demostrábamos quien éramos el uno para el otro.

En ese instante me acordé de mi amigo Juan Pablo, soñador de sueños y erudito en descansos, - como le decimos- siempre me dijo que su trabajo soñado era ser fotógrafo de cualquiera de esas revistas donde las mujeres son objetos de miradas ajenas. O poeta nocturno de un pueblo fantasma donde la masa fuera contraria a su sexo.

Yo en tanto, soñaba con ser un maldito rockero famoso, con decenas de vasos de roncola o deportista de las altas competiciones. De aquellos que a los 20 años juegan en el Real Madrid y ya tienen la vida asegurada tan sólo con estampar su firma en un papel que vale millones.

Mi semana comenzaba con viajes dentro y fuera de santiago, entrevistando a señores que juegan ese deporte elitista llamado golf. Mis pulmones me reclamaban que necesitaban este purificador aire que tenemos en nuestra apacible capital chilena. Con tanto puerto y olor a especimenes marinos, me doy cuenta que la bienvenida a la quinta región me la daba el hecho de que estando mirando desde el balcón del hotel mi propia vida no había llegado a buen puerto desde hace mucho rato y sólo ha sido seducida por algunas caderas, pero por ningún corazón. Bueno, al menos eso creía.

El disco “La hija de la lagrima” de Charly García le ponía música al departamento. La única luz que alumbraba eran las de la pantalla de mi computadora, además de las del equipo. A lo lejos se veía también ese maldito foco del poste que en ocasiones me da risa. Escribía sobre esa nueva raza de mujeres sin sentimientos, que llamo “Descontentos”.

Esas que ya no nos necesitan, viven solas, se cocinan para ellas, bailan con la mejor amiga en la disco, se compran ropa cara para mirárselas al espejo, van a restoranes sólo por asunto de trabajo o a algún bar a levantarse a un tipo que “esté bueno, no sea tan tonto y al otro día se vaya temprano sin hacer preguntas”.

Las que prefieren masturbarse viendo Sex And The City que enamorarse como en las viejas comedias de Jack Lemmon y Shirley MacLaine. Justo estaba pensando en una de esas películas. En la del tipo que tenía un departamento de soltero y se lo prestaba a todos los jefes para que fueran con sus amantes a condición de ascenderlo en la pega, hasta que se enamora de la ascensorista y su vida cambia.

En realidad estaba en otro lado cuando levanté la cabeza y vi a “aquellas manos, a aquella mujer” que pasaba de la mano de aquel afortunado. Ella miro para arriba y cuando me saludó y me dije como se llamaba. Sólo atiné a decir que era el mejor dolor que había tenido al frente en mucho tiempo. Ella, sin duda era una señal, la había visto.

lunes, abril 03, 2006

Me Dejaste con una Partitura a Medio Concluir...

Inevitablemente vamos hundiéndonos con nuestros propios fantasmas terribles. Dime por favor que esto es un maldito sueño de meses del cual tarde o temprano despertaré. O por lo menos, miénteme una vez más.

Porque aquellos recuerdos que son una esfera en nuestro estomago, tarde o temprano explotaran como el maldito cáncer que a matado a cientos de personas en el orbe.

Y tú, caminas de la mano de aquellos afortunados que gozan tanto como lo hice en ese momento tan extraño y particular. Mientras tanto, desde la otra vereda observo tus pasos lentos y seguros, y lloro sangre por no tenerte.

Constantemente recuerdo cuando te paraste del palomo y recibí aquella descarga de desilusión y destierro, así, tal como la que recibieron los familiares de desparecidos del régimen del dictador. Ese helado de melón se trasformó en ácido para mi estomago. Apareció mi nuevo cáncer.

Las semanas fueron siempre nuevas expectativas; mis amigos miraban y desilusionados lloraban tanto como yo, cuando mi expresión cambio y se conoció mi verdadero semblante. Todo eso acompañado con los malditos cigarros que ayudan a este cáncer silencioso.

Me levanto cada día más temprano aprovechando cada minuto del inexorable para recordarte. Para sentarme al lado derecho de la cama a disimular que tú vienes te desnudas y hacemos lo que sabemos.

Pero la realidad es otra...

Mis ángeles se han marchado desde que cometí aquel grave error de tratar de olvidarte. De cambiarte por otra mujer. Esa de los pelos que caen como cascadas de petróleo, esa que lee lo que yo no leo. Aquellas manos que no son las tuyas; aquella mentira con nombre delicado.

Mi canción está cada vez más apagada, se diluye entre sorbos de angustiante líquido mata pajaritos. Se diluye entre risas fingidas o entre malos momentos con cáncer en los labios. Ahora me baño en mi sangre. Y las señales son cada vez más débiles.

Y las mentiras me han ayudado a desaparecer un momento entre las partículas de mi existir. De mi nuevo regalo. Una despedida.

Y me dejaste con una partitura a medio concluir, me dejaste solamente con dos corcheas escritas, que tienen tu nombre...

domingo, abril 02, 2006

Escribo Por Qué...


Qué difícil es hablar de uno mismo, sobre todo cuando no quieres hablar más, cuando te sientes mal, porque ya no eres el niño que pretendes ser, sino que eres todo un hombre que debe actuar como hombre, hablar como hombre, soñar como hombre, proyectarse como hombre, creerse un hombre y amar como idiota.

Pero es más difícil el explicar porqué quiero escribir. Mucho tiempo me hice la misma pregunta y la solución a esa interrogante es bastante simple y perturbadora. Si fuera un mojigato, diría por qué quiero emocionar. Si fuera un seductor diría que quiero que te enamores de mí. Si fuera más humilde diría que escribo porque soy el mejor, Pero solo soy.

Sólo soy un joven que escribe de corazón y le pone el corazón a las letras. Creo que quiero comunicar lo que no tiene justificación, y no me importa ser acusado de mediocre o mal informado, yo simplemente quiero contar.

Contar historias que le lleguen a las masas menos advertidas, y más soñadoras, quizás ocupe poesía o tal vez simplemente un formato de opinión. La verdad, mis amigos, es que quiero decir cosas de adentro, agudas, lúcidas y depresivas. Es allí donde me siento bien y puedo jugar a ser un hombre que ama como idiota.

Quiero escribirle a las mujeres que me cautivan, aunque me detesten por mi cara de bicho raro, igual quiero escribirles a ellas, porque creo que sin ellas no hay poesía, aunque la poesía como dije es mala, porque es la forma que tienen los cobardes como yo para hablar.

Si la mujer que me hace daño me hiciera la misma pregunta le comentaría que escribo simplemente porque la siento mía, total, Porque creo en ella y en mis letras, porque ya no dudo, salgo a la calle y recojo historias, me mezclo entre la gente, y les grito a la cara sin vergüenza, que estoy a punto de estallar de amor, quizás como un bomba o quizás como un idiota.

Le diría que es la razón de mis andanzas nocturnas y bohemias, por bares donde el vicio manda más que las historias, pero es allí, precisamente en esos lugares, donde recojo novelas, maravillosos cuentos de damas y plebeyas, de putas y dragones, de gángster y traficantes. También le diría que no se asuste porque ese soy yo, un hombre más enano que el promedio, pero con muchos cuentos, le confesaría que no me crea todo lo que le digo, porque muchas de esas historias son mentiras.

Escribo porque quiero expresar mis ideas en tu corazón, y dejar pasar un día es mucho tiempo. Aunque jamás las leas, esas historias serán tuyas. Y quedaran guardadas en mí, como mágicas flores que nacerán cuando yo las normalice y las intente leer. Escribo porque estoy dispuesto a jugar mis escritos y regalárselos al mejor postor. Garabateo porque ya no hago nada bien, escribo porque es la única forma que un cobarde tiene para comunicarse. Para hablar y decir hola.

Escribo porque amo las cosas lindas de la vida, amo a la gente de bien, amo a mis amigos, y odio a mis enemigos. Escribo constantemente sobre la amistad, los desamores, el alcohol y la pornografía. Si veo que sólo una mujer como tú puede opacar la belleza de alguna noche, es de eso que escribo. Sin tapujos ni vergüenzas, no creyéndome el cuento del poeta ni mucho menos, pero sí de un pobre estudiante de periodismo que relata sus historias. Siempre dije que prefiero ser el menor entre los soñadores que se afanan por realizar sus sueños y no ser el mayor entre los que no tienen sueños ni ángeles...

No creo en los periodistas sin lápiz ni papeles, no creo en las fábulas improvisadas, sólo creo en los guiones, panfletos, cuentos y odas. Historias vivénciales que marcan al lector, que entristecen a los alegres o motivan a los vanos. Creo firmemente en el periodismo y sus obreros, que están largas horas del día empleados en mugrosas oficinas dominantes, luchando con ogros dictadores de criterio, ideologizados por el dinero y para el dinero.

Escribo porque ya no quiero llorar más, porque la literatura me ayuda a superar mis heridas, porque creo que la costumbre de leer es más indispensable que la materia de la lectura. Escribo porque me juzgo constantemente. También escribo porque es la única forma de borrar mis fantasías, sacarlas de mi cabeza y reírme de ellas. Escribo porque si no lo hago, me ahogo día y noche por no tenerte y por no escribir nada para ti.

Escribo porque de niño tuve la dicha de conocer a un viejo lector, que me contaba maravillosas historias de magos y princesas, y yo actualmente construyo a los magos que son mis amigos y las princesas que son cada una de las señoritas de este salón y de otros. Escribo porque soy un ingenuo que piensa que con estos textos ganaré algún día mucha plata. Escribo porque deseo firmemente tener alguna musa para volver a inspirarme.

Escribo porque lo hago con fluidez, aunque mal. Porque la literatura me ayuda a estar con los ojos cerrados y la mirada perdida. Porque es mi vida y la tuya. Es mi forma de decir, acá está este humilde servidor de la palabra y la escritura. Que no quiere ser un periodista sin papel ni grabadora. Pero sí con muchas historias. Escribo porque desde chico que fui mentiroso, y hacia creer a mis amigos que era feliz, que tenía plata, que mis padres eran millonarios o que mi abuelo era Gardel.

Escribo porque tengo para todo dobles lecturas, y no me quedo con la impresiones, sino que ocupo las percepciones. Escribo porque me quiero ganar el Nóbel igual que Neruda, pero sin mi chascona. Plasmo mis ideas en el papel porque son muchas y el papel no me reclama por las incoherencias que escribo. Incluso tan incoherentes como esta.

Me gusta escribir. Luché por esta oportunidad y se lo agradezco a una mujer que me hizo cambiar de vida, dejar mi rentable trabajo y estar sentado acá en este incómodo pupitre, aburriéndoles con mi texto. Por último, escribo porque "Quevedo" me inspiró, y Pablos soy yo, un hombre que ahora está acá sentado en este incómodo pupitre y mañana quizás esté en el Titanic tomando Brandy. Escribo porque quiero que sepas que sólo soy un hombre escribiéndole a una mujer.O tal vez sin querer queriendo, como decía el “Chavo del Ocho”. Sólo soy un hombre con complejo de perro vago, esperando que le ofrezcan cariño.