miércoles, febrero 21, 2007

Racconto de una noche


Desnuda, caliente y gozando cual actriz porno, así estaban mirando mis ojos, a la hermosa ejemplo de mujer que había conocido la noche anterior.

Supe que me llaman la atención las chicas buenas o puede ser que yo les llame la atención a ellas. Lo diferente; lo que es peligroso y no se controla fácilmente con un condón o un pastilla milagrosa.

Amo lo diferente a las cosas conocidas. Pero estoy claro que es sólo un personaje que existe en mi vida. Porque en lo contrario a esto, soy una ley y una buena humanidad. Una almohada que guarda secretos.

Un cura en confesión que tocaba música punk rock. Un anarquista que comía helados de frutas silvestres. Un chileno que se jactaba de su poderoso amor o un malabarista que hacía reír a sus niños.

Es loco el que dos personas como nosotros se hayan cruzado las historias y en algún momento, salió algo lindo. Algo que brillaba por luces propias como lo hace está ciudad llena de luces.

Actualmente eso es como una mentira porque de esa cara gozadora depende si volvemos a vernos.

Espero que sea luego, pues en un momento creí ser John Holmes.

jueves, febrero 15, 2007

Confesión a Martín


Ayer me decían: “Sabes, ya tengo la respuesta a esa pregunta hecha... ¿Porque ella?”

Es porque tengo ganas, porque no le he hecho caso a ninguno de los muchachos que me recomendó no verla más. Porque me gusta mucho, incluso cuando se transforma en una niña de 15 años...

Porque le miento a la gente, le digo que estoy bien, cuando en el fondo estoy hecho una mierda por no saber de ella...Porque me cago de onda cuando me introduce al dueño de sus sueños en mis momentos (hoy lo hizo 3 veces)...

Porque he buscado a "esa" persona por mucho tiempo y la encontré en ella. Porque extraño cada cosa dicha. Porque tengo ganas de sacarme la chucha por alguien. Porque quiero formar algo sincero y verdadero...

Porque no me niego a la posibilidad de equivocarme nuevamente. Porque la esperé impaciente, un tiempo largo. Porque todo lo que hago, es para molestarla y que eso me ayude a no desaparecer de su vida. Porque pienso en ella a cada rato y todo lo relaciono con su carne...

Porque hoy (el día de la ida a buscar), esperaba que no me llamaras para decirme "no vengas..." y además estaba seguro que me darías un besito, razón por la cual no me fumé ni un cigarrillo. Sé que no te gusta el olor a tabaco...

Porque es linda y me encanta pelear con ella. Porque me gusta su familia...

Porque siento incertidumbre, quiero experimentar. Porque he besado muchos labios y soy honesto, me gustan los suyos. Porque me atonta, me quita las palabras y me transformo en un niño chico que no coordina nada...

Porque extraño su cuerpo, sus manos, aquel amigo ombligo y su inseparables compañero lunar. Porque todo lo que le he dicho, es verdadero. Porque un día le odié con todas mis ganas y me dije "Hueón, porque lo haces, si no lo sientes". Porque quiero pertenecerle a alguien. Quiero que sea mi compañera...

Porque también quiero que me vean caminando con la niña más linda del barrio. Porque estoy aburrido de mentirme. Porque ya no quiero rechazarle más. Porque el blog me ayuda a decir todo lo que no me atrevo a decir, mirando a los ojos (o mejor dicho, mirándole a los ojos). Porque pasan y pasan los días y siento que no me deja hacer nada por ella...

Porque quiero ser el papá de su angelito, simplemente para tener permisos y verla todos los días...

Porque quizás, si el destino y mis ángeles me ayudan, algún día comparta una cerveza con su padre, mirando el fútbol en la TV...

Porque me gusta donde vive, me gusta su olor y la forma como escribe. Porque me gusta cuando se queda en silencio y me hace otorgar cosas. Porque se me nota en la cara. Porque ya no me acuerdo de la última vez que le dije adiós. Porque simplemente, aún la quiero mucho. Porque quiero que confíe en mí, igual como lo hicieron los personajes de la película “Titanic”...

Porque me acerco a su lado y en ocasiones me disfrazo de enemigo. Porque ocupa el perfume y el reloj que le ofrecí en señal de amor. Porque le busco en la calle. Porque hoy mi abuela enferma esperaba que la visitara y ella esperaba a que la fuera a buscar al trabajo, y pude hacer las dos cosas. Porque odio hablar por chat con ella; le prefiero a mi lado...

Porque me faltaron cosas por hacer. Porque le debo mil helados. Porque busco pretextos para verla. Porque si tengo que pelear con alguien para conseguir su amor, lo voy a hacer. Porque quiero que conozca a mis hijos, quiero que los vea en la maternidad, que se los lleve la matrona y los bese recostada en la camilla...

Porque me invitó a su vida a compartir cosas... Porque quiero que sea mi compañera, mi amiga y mi cómplice... Porque sé que me quiere un poquito. Porque quiero volver a la Argentina, pero tomado de su mano, y presentarle a los amigos que quedaron allí...

Porque le extraño. Porque es como la maldita cocaína, que le pide al consumidor un poco más. Porque quiero por última vez, dejar de escribir sobre cosas "añejas"...

Porque sigo teniendo dos mil pesos en los bolsillos y, con esa plata la haré comer toda la vida. Porque canto pensando que está a mi lado. Porque me enamoré de ella como de ninguna. Porque también cuando estoy a su lado, huelo a papas fritas...

Porque se me han acabado las excusas para juntarnos. Porque Santiago tiene pocas áreas verdes, el recorrido se acabará luego. Porque conocí los celos gracias a ella. Porque veo más allá del horizonte y me sigue apareciendo, en todos lados. Porque un día la vida le golpeará la puerta y le reclamará por haberme dejado marchar...

Porque le pedirá explicaciones por sus propias penas. Porque quiero dormir con ella, tranquilos. Porque quiero hacerme cargo de su dolor. Porque no exijo nada. Porque la vida tiene colores y se los quiero enseñar...

Porque acepté todo, como venía. Porque me estoy despidiendo y porque no me atrevo a decirle “Nos vemos...”

Tras esa declaración, mi amigo Martín se quedó esperando el silencio. Yo serví un vaso más de cerveza y le dije:

- ¡Paciencia amigo, puede que levante la cabeza y te vea!

sábado, febrero 10, 2007

Mi despedida...


No me interesa cuando ni como ni donde vaya a ser que nos encontremos. Quizás sea como lo dije una vez sentado en mi escritorio o apurando al tiempo. No me importa si se encuentra sola, tampoco con quien, porque si ocurrirá lo que me señalaron en ese momento, inevitablemente va a ser.

En un momento buscado por mi.Y aunque muera por tu amor en este oscuro y profundo silencio, quiero que se extienda hasta sentir que estoy cayendo, y hablarle a los cuatro vientos que seguiré diciendo que no me importa si estás cerca o estás lejos; será el paso necesario para descubrir que eso que la gente llama amor no tiene tiempos, edades, sexos ni condiciones.

Tampoco he pensado en que me importa tu pasado ni tu cuerpo porque por mil vidas quiero seguir esperando lo que creo poder darte. Quizás sea mucho o tal vez muy poco, pero me arriesgo...

Me dijeron sé fuerte y levantáte. Ocurrió en un país desconocido, pero a la vez amado. El mismo que ahora sueño conquistar con un poco de esto y otro poco de todo.


Y no me importa lo que digan los intrusos, porque todo lo que siento pasa muy adentro de mi cabeza y se mezcla un poco con recuerdos y otro poco con desvelos.

No me importa nada y a los vistos seguiré indicando que este es el mejor momento porque alucino a cada segundo con un nuevo tropezón es situaciones de intereses comunes.


De toda esta historia incumbe que comprendas que todo tiene un por qué y llegará y será eterno para la experimentación de princesas y payasos.

Ojalá no estar presente, para que sea honesto y real. Esa es la mejor parte de todo, cuando el tiempo nos encuentre, se va a detener todo el universo en el momento en que honestamente nos contemos nuestros secretos.

... Espero que se llamen como nos dijimos.Y hoy te espero con mi adhesión que es menos honesta. Está llena de desconfianzas y ya no aguanto el hacer antesala en silencio aunque sienta que estoy muriendo porque no llegaste.


Ya no me importa nada y seguiré diciendo si tiene que pasar, pasará.

jueves, febrero 01, 2007

Las mujeres son de Venus.


La película en la que aparece Mel Gibson convertido en el pedante y egocéntrico publicita Nick Marshall, quien escucha los pensamientos de las mujeres, me hizo pensar en lo agradable que sería tener ese “don”.

Junto a un grupo de trogloditas contertulios -con pene incluido-, hablábamos de la combinación perfecta. Mujeres y fútbol. Cerveza y pool. Asados y amigos.

La verdad es que cada instante en que el minutero se movía, me creía menos conectado a esos ilusos que piensan que el ser bestias les dará la bendición de sus sueños. Creen que el mentirle a sus respectivas compañeras les dará estabilidad. La rendición de sus anhelos está cada vez más desenfocada.

Hay quienes dicen que los hombres son de Marte y las mujeres de Venus. Pues yo, he conocido a varios que siendo del planeta de los marcianos hablan perfectamente el venusiano, venusino o como puta madre se llame el idioma.

La historia trascendía entre cervezas y novelas recordadas. Cosquilleos contagiosos, costumbres muy de penes erectos o cero aportes a la cultura. Risotadas donde pedazos de carne se veían entre los molares, caninos o incisivos. Eructos al por mayor y garabatos para referirse a todo.

Hasta que llegó la mujer de uno de los asiduos. Su nombre no lo recuerdo -o no corresponde mencionarlo-, porque esta historia es de ella. Muy de ella.

Parecía enojada pues con un frío beso en la mejilla a cada uno de los que participábamos en el “Club de Tobi”, se sirvió un trago de esos que dan risas y se sentó frente al televisor. Al parecer, no nos quería allí.

Me pregunté. ¿Qué ganas de saber que estaba pensando? Que ganas de tener ese don para adentrarme en su psiquis y poder escuchar el decirnos quizás: “Hueones patéticos. Hombres sin vida, vayan a hacer felices a sus mujeres...”

Ya era tarde, muchos se habían marchado y también era mi turno. Fui al baño y ella me indicó donde era.

- Tu eres Renato, cierto, me preguntó.
- Si, yo soy el que fui bautizado de esa manera, cuando eran un pequeño sin discernimiento, conteste.
- Me han hablado mucho de ti.
- Para bien o para mal.
- No lo sé, me dijo, quizás lo averigüe en un rato más.
- No entendí, contesté ilusamente, pues era claro.

A la mañana siguiente sonó temprano mi celular. El infame me despertaba.

- Alo, dije.
- Hola, contestaron del otro lado de la línea, eres el Periodista que no sabe escribir, dijeron.
- Depende de que texto, repliqué.
- Soy la enojona de ayer, vas hoy en la noche donde la Alejandra.
- Puede ser, o puede que no. Nunca me han gustado las reuniones forzadas, donde soy el protagonista de la noche. No tengo un buen repertorio y mis ideas cada vez se están apagando, dije.
- Que cosas, me preguntaron.
- Nada, olvídalo.
- Oye, cuéntame algo ¿Para qué me llamaste?, pregunté.
- Quería saber si ibas...
- Yo no voy a ir -me dijeron- pensaba que tú tampoco.
- Ahora yo no voy, dije.

El Open Box fue testigo de aquella irracional velada. Sonaba de fondo "Dina Gómez", el grupo de Felipe Avello. Los nervios me hacían levantarme para ir al baño a cada rato, pues el local estaba atiborrado de gente.

Mi celular no paraba de sonar, era mi amigo –y su pene incluido-. No contesté, pues era el momento de disfrutar de aquella parte femenina. De la mujer que el no quiere.

De esa inteligencia que se enoja para salirse con la suya.