domingo, julio 09, 2006

Solo tengo como arma a las palabras y un poco de núcleos para iniciarse...


Cada día que pasa me veo más solitario. Es por eso que el averno me espera con una silla de cristal para que junto al dueño de esa silla, lo gobernemos. Él decretará el bien y yo lo que queda.

Las nobles personas que se hacían llamar musas se han olvidado de este joven chileno que las hacía morir al momento de comentar un buen libro, para después ir a repetirlo en su dormitorio.

Leí por ahí que “Leer y fornicar son acciones semejantes y complementarias en el tenor de la pasión y de lo que pone en juego la vida del cuerpo y del intelecto...”.

Creo que eso es una gran verdad porque ahora que volví a leer a Sabato y su túnel interminable, no lo entiendo. Pasó que una suerte de ameba se me pegó en el disco procesador de palabras y no quiero aparecer siendo un vástago soberbio con tendencias homosexuales pero solo quiero decir que a las mujeres no las entiendo...

Recordaba que hace muchos años cuando el grupo “Los Miserables” cantaba el tema “Pisagua”, dedicado a los que estaban en un cuartel general y daban una orden de ser fusilados y sus cuerpos enterrados. Y aquellos soldados se quedaron con su sangre en las manos, que tuve la suerte allá en mi mocedad de encontrar a un gran maestro que me enseñó a leer con la cabeza. Para después ocupar el pene en vaginas como la tuya...

Y esta señorita de nombre desconocido me comentaba que ella también había tenido un gran maestro que le había enseñado a leer y a fornicar.

Pero actualmente cuando me prostituyo en cada momento y en el mismo boliche donde está aquella mujer que me recuerda a los que ya no están a que soy inmune a las caricias femeninas y las nuevas clientas que me exigen un poco de atención no son dignas de esa atención.

Porque dicen que son y me deben fidelidad. Esa palabra no la conocieron jamás y fue la excusa necesaria que tuvo por muchos años un tipo de mis características para prostituirse cara y adultamente.

Esos mismos lamentos son los que escucho a lo lejos y a escondidas, ya que es lo que a mi me parece correcto. Porque no soy uno de esos Gigolos italianos y seductores que con un guiño de ojo vasta y sobra para tenerte en mi catre.

Me cuesta el doble y hasta el triple. Solo tengo como arma a las palabras y un poco de núcleos para iniciarse. Y creo que es cierto eso de que no hay cosa más delicada que leer y después fornicar el libro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay un libro que te está esperando en mi alcoba.

Se llama "El principito" y sé que a ti te encanta.

Quieres leerlo junto a mi otra vez para después fornicarlo.

Llamame.

Natalia.

(¯`·._(¯`·._.·casiopea·._.·´¯)_.·´¯) dijo...

uf!!!!!!!!!

(¯`·._(¯`·._.·casiopea·._.·´¯)_.·´¯) dijo...

yo quería que leyeras una canción...en ningún caso con el final del comentario anterior...uf!!!!!!!...sólo por la amistad y el hecho de compartir lo que nos gusta




ME VA LA VIDA EN ELLO
Luis Eduardo Aute


Cierto que huí de los fastos
y los oropeles,
y que jamás puse en venta
ninguna quimera.
Siempre evité ser un súbdito
de los laureles porque vivir
era un vértigo y no una carrera...
Pero, quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello ...
dímelo ...
me va la vida en ello.
Cierto que no prescindí
de ningún laberinto
que amenazara
con un CALLEJÓN SIN SALIDA.
Ante otro "más de lo mismo"
creí en lo distinto
porque vivir
era búsqueda y no una guarida...
Pero, quiero que me digas, amor ...
Cierto que cuando aprendí
que la vida iba en serio,
quise quemarla de prisa
jugando con fuego.
Y me abrasé defendiendo
mi propio criterio
porque vivir
era más que unas reglas en juego...
Pero, quiero que me digas, amor...