
Solo un recuerdo y una triste canción, le dejaste en esa noche fría. Le miraste a los ojos y una lágrima cayó desde sus pupilas dando a entender que ese fue el gesto más elocuente que un tipo de esa calaña puede ofrecer.
Fue el gesto que manifestaba que estaba aceptando el error y también la inconmensurable agonía de su pena. La lluvia que cae y te alejas de ese corazón que se seca lentamente como la ropa que está colgada.
Suplicó el olvido como el mismo Cobain en “Smells Like Teen Spirit”; dándole la espalda y destruyendo su alma.
Mi amigo lo intentó todo. Quiso quererte, protegerte, adorarte y por supuesto amarte. Porque me comentaba que el estar contigo era una despedida momentánea; el recuerdo más próximo para el mañana que se aproximaba. Su chiste de turno.
Y tu alma le grito en pleno secuestro que el estar contigo era una inevitable despedida sin un maldito final. Lo quebraste y lo hiciste retorcerse en el suelo de dolor. Por un maldito suspiro. Y las coordenadas más exactas son el total desconcierto y la señal de lamentos. Ambos lo intentaron todo.
...A su manera.
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