sábado, mayo 27, 2006

Por una Quilmes.



Hoy tenía una cita con el infierno y debo contarles la verdad: No llegué. Era a las 8:00 de la mañana de un día cualquiera. No fue porque no haya querido si no que me equivoqué de camino; tomé el más fácil, aquel que no te mata y te hace más grande. Aquel que te llena de esperanzas, de ganas de otra oportunidad.

Necesitaba cambiar de ánimo, así que agarré mi “equipaje de mano” y saqué un boleto para la Argentina. El viaje fue intenso, largo, tedioso. Solo me acompañaban mis ganas de olvidar mi particular forma de enfrentar mi existir.

La llegada fue hermosa porque Argentina estaba mojada. Llovía copiosamente en la estación “Retiro” y en sus calle aleonadas por personas buenas caminé algunas conocidas cuadras para abordar el tren que me llevaría a mi destino; al “Tigre”.
El trayecto no había cambiado mucho, caras trasandinas me miraban y me reconocían. Me señalaban como aquel “Shileno” que arrancaba de su pasado para crear otro. U otro infierno.

La 197 con Ruben Dario era la primera pista. La calle Ricardo Guiraldi era la segunda.El “remise” me había dejado y cobrado 2, 35. Tuve que esperar largas dos horas para a lo lejos ver correr a aquella niña que se había transformado en mujer.

- Hola mi rey, con andás.
- Bien y tú. Le contesto.
- Acá echándote de menos. Me dice y sonríe.

Y los días pasaban y los días seguían pasando. Lentos pero seguros. Nadie me reconocía, sólo ella, Norma.

La cumbia “vissshera” sonaba en cada rincón de aquellas calles. “Garças” disfrutaban y me miraban cuando me paseaban con la mina más linda del barrio. Cuando caminaba con la colorina de labios rozados.
Juanito era su amigo. Una mañana me llevó a la cancha a mirar a los “Potros” el club del barrio. Fue en aquel lugar que conocí al “Negro”.

Peloteaba por la “Quilmes” que le paraban los dirigentes del club. Militaba en todas las series. Incluso lo buscaban de apartados lugares para que jugara por ellos. Lo hacía siempre y por la misma razón, por una “Quilmes”.

Juanito me decía que el “Negro” había jugado en Boca, en River, en Racing, en Independiente. Que pintaba para estrella. Que era un "Crack". Se decía que era mejor que el mismo Maradona. Después de tanto tiempo puedo confesar que aquella historia pudo ser cierta y quizás para la actividad hubiese sido mejor. El “Negro” jamás probó ningún polvo.
...Solamente cerveza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mi renatito estoy muy orgullosa de vos me emocione leyendo tus relato te quiero mucho y por siempre seras mi niñito de mi corazon


tu tia y poquito mama
patty
volve a visitarnos te adoro

Partituras Inconclusas dijo...

Gracias Tia...

Su comentario me da las fuerzas que necesito para seguir improvisando con estas y otras historias.

Desde Chile se le recuerda con un verdadero amor, a usted y a los suyos...