jueves, mayo 18, 2006


Sentir aquellas vibras que provocamos, aquel día, es lo que necesito.
Una vez más... Para morir...

Necesito saber si es tanto vuestro honor,
Como para que yo, que fui aquel que tanto esperó
Para jugaros por ti y tus problemas...

Mi cerebro está ocupado,
Por aquella risa, por aquella boca,
Por tocar nuevamente esa piel
De princesa...

Y la banda sonora está apagada.
Cadenciosas sonoridades
Aparecen de la nada...

Porque hay en mi,
Locura de muchacho enamorado,
Que vive recordando
y Recibiendo postales de tu olvido...

Un hombre enamorado, que vive,
Y duerme, con los ojos, desesperados...

Porque sé que vine a la tierra,
En una peligrosa misión.

De aquellas que constantemente te matan
Y vine desde muy lejos.
Simplemente para conocerte,
Para regalarte una esperanza,
De algunos meses.

De periferias grises.

Y al despertar sólo, como es mi sino,
Seguiré herrando y herrando,
Como las estrellas en un día de sol.

Porque por lo vivido, hay dos cosas que no olvidaré
Vuestra piel y la forma de mirar
De soñar una canción, agónica,
De aquellas que te manchan la ropa.

Porque siempre estuviste en mí,
En los sueños y en los pecados
En la eternidad de la muerte.

Que me espera, para brindar por compañías.
Y antes de conocerte, yo no era nadie
Tan solo un cobarde, perdedor
De citas y de mañanas
Con espinas y maldichos.

Solo un nómada gitano, al cual tus ojos adiestraron.
Amigo de lo muerto,
De lo agotado.

Porque nací para robar corazones maltratados,
Sueños rotos, poesía maldita,
Ángeles caídos y amores de balcones.

Porque vivo suplicando otra vida
Otra herida abierta.
Otro corazón ocupado y otra historia ida.

Así ciento lo que soy,
Así veo mi locura rebelde,
Aquella locura que por la belleza
Simplemente...

Agacha la cabeza...

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