viernes, mayo 26, 2006

La Sirena


Todos los martes durante un año he sido testigo de la aparición de aquella hermosa mujer en la roca más alta de la playa. Surge teniendo ese encanto sublime que derrite a los pocos que nos atrevemos a mirarla.

Su recorrido lo veo con solo imaginarla. Esos dientes albos como los de mi montaña, son el fiel reflejo de lo que es... Mitología.

Nadie conoce su nombre. Nadie sabe con exactitud donde respira. Los hombres de este pueblo la respetaban por hacer de ellos, frías soledades. Así, como el reflejo de los pensamientos de borrachos marineros.

En mi caso, espero desafectarme de ella. De aquellas miradas oscuras y rengas. Quizás lo que convenga en este momento es cerrar la ventana, apagar la luz y entender que ella es sólo la prostituta de la esquina...

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