martes, abril 04, 2006

El servidor de Satán


Las armas las carga el diablo, son las sirenas del averno. Se disparan cuando te veo pasar con tu mirada puesta en los recuerdos olvidados. Aquellos que se disimulan cuando los ojos apuntan hacia el suelo.

A cada rato, me veo sentado al lado de un Dios que me mira, ríe por mis actitudes y por mi forma de enfrentarme. Por mis mentiras y mis sueños rotos.

Ya no soy nadie para nadie. Porque estoy repleto de horribles escrituras que se mueren a cada rato. En cada despertar, en cada amanecer, en cada sueño sepultado en una tumba húmeda.

Y la luna es de queso, un queso que está podrido por tu rebeldía que explotara en cualquier momento, y me destruirá una vez más. En mi escritorio.

Yo no conozco a la pasión. La guardé en un baúl sellado con la esperma de mi candelabro negro. Junto a ello, se cerraron toda posibilidad de demostrarle al mundo quien soy. Y el espejo se quebró por completo.

La lagartija se murió de hambre. Y tus labios están ocupados en otras constelaciones, están llenos de metáforas blancas. Y deliciosos acontecimientos.

Las armas las carga el diablo y yo soy su ayudante. Me visto de oscuro, para pasar desapercibido. Esperando a un incauto que me haga feliz. O me haga ganar el 10% por cada hombre que nos acompañara.

Tus pasos están donde corresponden. Al final de aquella estación olvidada de una gran avenida también olvidada. Tus pasos van firmes y seguros, de la mano de aquellos hombres que sueñan lo que yo soñé. Tus pasos caminan por la vereda de enfrente, por aquella que te veo pasar.

Esperando el irremediable encuentro con la que me ganara una nueva partida. Sensibilizando las esperanzas de encontrar otra constelación, o tal ves, simplemente una nueva derrota.

Tengo claro que no te puedo olvidar, ya no puedes destruirme, porque fuiste la culpable de hacer florecer con una sonrisa diciéndome te amo, para después hacerme rodar una lágrima diciendo: olvídame....

Y me refiero a que puedo destruirme sólo, porque te sigo amando... Me basto verte para saberlo.

No puedes volver a matar lo que ya se murió, O a matar lo que aún vio en ti.

Esto, porque ya cauterice esa parte de mi cuerpo y las cicatrices están lentamente cerrándose. Te sigo amando... Me basto verte para saberlo.

Después de que destruiste eso que era nuestro, Entonces te pido que me enseñes como se hace. Como se actúa tu libreto. Enséñame a no volver a armar, a extirpar todo un poco más fuerte.

Ahora puedo darme el lujo de hacer dos cosas al mismo tiempo. Disfrutar lo que más quise de ti pero sin conmoverme. Te sigo amando... Me basto verte para saberlo. Para estremecerme.

Pero sin enloquecer, aunque creas lo contrario. Tiene claro que lo que más amas puede convertirse en lo más hermoso de ti, en lo más vil.

A pasado tanto tiempo y volví a temblar bajo tu piel. Porque sigues siendo tú

Buen viaje. Eso espero...

No hay comentarios.: