miércoles, mayo 02, 2007

Una Rosa


Me contaron que las prostitutas en Bruselas, tienen una rosa roja en la cabecera de sus camas. Ese gesto representa que ellas, al igual que los sacerdotes, pueden guardar secretos.

Esa idea me pareció lo más romántico que habían escuchado mis ojos en los últimos años. En tanto que mis orejas seguían sintiendo firmemente esa pasión desenfrenada por escuchar y ver historias que pudiesen transformarse en una nueva alma gemela.

También me dijeron que alguien habitualmente despertaba con muchas mujeres en sus sabanas de azulejos brillantes. La misma prostitución de esos actos son lo que actualmente lo tienen convertido en un ser portador de millones de recuerdos. Sus amigos hablan de eutanasias.

Y aquí me encuentro, esperando que aparezca una nueva prostituta que me haga deslumbrarme en cada mañana. En cada ocasión que se me despierten las neuronas muertas.

Cuando era niño, vivía en un rincón desconocido. Hoy aprendí que ese nicho era mi propia imaginación. Actualmente prefiero seguir caminando con la cabeza agacha. Para no engatusarme con ojos mentirosos.

Descuidaba aquellas flores que se vestían con hermoso colores. Y las damas de compañías se apoderaron de sus sonrisas.

Terminé la noche leyendo a Pablo Mackenna y su libro Cuarenta Noches. Allí aparece una frase que dice que las putas no dan besos, porque con esa misma boca, besan a sus hijos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todas las prostitutas son como unas pequeñas virgenes. virgenes devirginadas...
saludos.