viernes, mayo 18, 2007

Latinoamérica y Cerveza Negra


Mis recuerdos se están apagando como se diluye la propia esperanza de encontrarme con lo que busco por años.

Últimamente me he visto envuelto en un sin fin de especulaciones –y que como dice un piojo, son puras ideas mías-, las que me han dejado vivo hasta el momento en que se apaga ese cigarro.

A veces me pregunto el por qué todo es tan distinto como alguna vez lo dije y prometí. Si me vieran riéndome de mis desgracias, otro gallo cantaría en esta barata existencia.

Ese mismo piojo plantea que el tirarme al suelo, no es una buena táctica para nada. Me dice que lo mejor del mundo es ser un “maldito pendejo” al que no le importe nada más que el reír de buena gana a cambio de nada. No sé si estar tan seguro de esa táctica pero a ella le funciona.

Es por eso que me encontraba en lo mismo de siempre –se ha hecho costumbre que baje con el último de los libros de Sabato y lo lea para seguir leyéndolo - cuando se me acerca el motivo de este nuevo vuelo.

Se llama josefina. Es argentina; hermosa y sutil. Se ha radicado en este país creyendo que le ayudará a escapar del propio. De sus temores y de un ex enamorado extremadamente aprensivo.

En su tono propio de alguien del sur de ese lugar, me dice: ¿Qué vas a tomar?

Mi reacción demoró cerca de tres milésimas de segundo antes de contestar: “una Kunstman Negra y un cenicero”.

Ella se dio cuenta de que otro ingenuo escolar de los amores había caído en sus maravillosos ojos verdes; su tes alba como la camisa del campeón del fútbol en Chile; sus largas y cuidadas uñas y su pelo completamente liso como lo es mi literatura.

Me pregunté dónde la había visto antes y quién puede recordarme tanto a otra persona. En ese momento no me esmeré en reconocer ese recuerdo o imagen fugaz que apareció y se me incrustó en mis pupilas para desaparecer al instante en que mi propia costumbre de recordar mujeres en cuerpos de otras me lo permitía.

La conversación no tardó en aparecer el mismo instante en que me comentó que vivió muchos años en El Tigre; que fue bailarina de los “Pibes Chorros”, que trabajó en Carrefur o que era hincha furiosa de la “Hiena” Barrios.

Mis estadías en ese local se transformaron en una maldita obsesión; incontrolable por mis ganas de ver pasar a ese pequeño espécimen trasandino.

Soñé que nos habíamos conocido en mis mejores momentos, cuando mi cabeza solamente tenía buenos y sabios consejos, palabras al viento y mucho glamour.

Transcurrido el tiempo ella se marchó del local dejando una estela que no la disimula ni el olor a tabaco quemado. No fue necesaria la despedida, pues nunca hubo una bienvenida.

Solamente puedo decir que ese bareto no es lo mismo, aunque Latinoamérica sigue viva gracias a Raquel; la limeña Raquel.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Sos un chileno que cumple su palabra.

Eso es muy atractivo!!!!

Besos.

Josefa.

Partituras Inconclusas dijo...

jajaja...

Un beso y espero verte pronto!!!

Anónimo dijo...

Gracias por tu regalo, me gusto muchisimo...
Es un orgullo saber que tus sueños se cumplen... Besos y nos vemos.

Anónimo dijo...

Regresé y me doy cuenta que no has perdido el tiempo...

abril23 dijo...

Siempre que visito tu blog me encuentro con comentarios de tus fans, amigos y amigas muy bellos. Se nota que te quieren y te estiman muchísimo.

Por mi parte el día que te diga: "te quiero" lo haré con sinceridad y bastante cariño. Lo juro.

Quizás, lo diré pronto, ya que eres un romántico y encantas!!! y por lo tanto no será difícil aprender a quererte, si es que aún no es así.

Con cariño, Loquilla.

la sustituta dijo...

siempre con el tono de noche.

saludos.

Anónimo dijo...

vuestra literatura es mucho más que un simple pelo liso...