lunes, julio 03, 2006

Me enamoré de una Puta...


No me hizo caso. Yo mismo he compartido mi soledad con una o dos putitas corazón de oro que he conocido en esta perra vida. Uno debe saber lo que quiere: sexo, vaginas húmedas y un catre donde echarse sin prejuicios. A veces una que otra caricia, cosas sencillas. Sentirla como la mina de otro, en realidad, de todos menos tuya. Jaló el gatillo igual.

Renato había sido parte de algún movimiento subversivo en los años ochenta. Luchó contra la dictadura, peleó en las calles por la recuperación de la libertad y la democracia le dio una gran patada en el culo cuando su arco iris falso se instaló en el cielo raso de su mediagua.

Colgó las banderas rojinegras no sin dolor, enterró las esperanzas de un mundo mejor al lado del Choco, un viejo quilterri que le movía la cola y lo iba a dejar al micro en otro tiempo.

Tomó un sorbo de cerveza y puso las armas en la mesa: un fusil, dos escopetas, tres revólveres y dos pistolas. Renato había cambiado la utopía por la bronca.

Compartimos dos cervezas y mientras orinábamos juntos al lado de un parrón apolillado me dijo:

-Renato, vamos al topless de la Claudia
-Estai huevón, después dejai la cagá, le dije sacudiendo las ultimas gotas de orina que me dolían en el pene.

La claudia es su mujer, o algo así. Crían a dos pendejos, hacen el amor y mantienen la mediagua que comparten con las ratas que vienen del Mapocho. Sobreviven con los asaltos del Renato y las mamadas de la Claudia. Yo le dije que no se enamorara de una puta. No me hizo caso.

Yo mismo he compartido mi soledad con una o dos putitas corazón de oro que he conocido en esta perra vida. No es malo. Uno debe saber lo que quiere: sexo, vagina húmeda y un catre donde echarse. A veces una caricia, cosas sencillas.

Lo único que tienes que hacer es no enrollarte. Sentirla como la mina de otro, en realidad, de todos menos tuya.

¿Indiferente? No. Simplemente tranquilo, comprendiendo que la mina que duerme a tu lado se come más de 30 vergas por día. Si un hombre puede lidiar con eso, todo bien. Nada más queda sentarse en el quicio de la puerta a ver como las vecinas pasan moviendo sus culos embutidos en laicras made in Falaferia.

Renato hizo todo lo contrario, despertaba en las tardes con la verga erecta en busca del coño de Claudia. Como ella no estaba se pajeaba como colegial y tenía pesadillas donde ella practicaba sexo con un caballo negro. Como ven, Renato se pudría de a poco. Como un perro vago lleno de garrapatas y sarna. Como un mendigo en medio de una cancha de tierra.

Hace tiempo que él no podía tolerar el antiguo oficio de Claudia. Yo había tratado de ayudarlo, de abrirle los ojos, de explicarle que el amor era triste, que no se podía enamorar de ella. Aunque debo reconocer que hasta yo me la había tirado, es que es una gran guarra, limpia, linda cara, buenas tetas, culo duro y un genuino y auténtico lunar de puta cerca de la comisura izquierda de sus labios carmesí.

Una putita deseada. Nos pegamos un polvo antológico (para mí) a escasos metros del Renato cocido como poto de guagua. Con un ojo en el sueño de mi amigo y con el otro en las tetas de Claudia, le di duro. Con preservativo de poliuretano por supuesto. Ella sabe lo que hace, es una profesional.

Tengo una erección de inmediato al recordar. Que maricón soy. Me tire a la mina de mi socio, sin asco y remordimiento. Así es la vida. Unos joden y otros son jodidos. Una cadena alimenticia que termina con la muerte.

Buen polvo. Algún día escribiré una historia sobre los amigos que he cagado con sus hembras. Y por supuesto los que me han cagado a mí. A todos nos gusta tirar...a todos las carne nos escose. Nadie es inmune a la calentura humana.

Ayer Renato no aguanto la sed y fue al topple de su mujer. Por supuesto Claudia estaba trabajando. Unos rucios longis le habían ofrecido 30 lucas por un triple x. En un privado oscuro un rucio se lo metía a lo perrito y el otro le daba por la boca. Gozadora Claudia sabía complacer a los hombres.

Renato contempló la escena y peló el cable. Era un tipo de armas tomar. Sacó la escopeta recortada se acercó sigilosamente a la orgía y apuntó al ano del rucio que disfrutaba a lo perrito. Jaló el gatillo.

Después le metió una bala entre ceja y ceja al tipo que recibía la chupada. Con los dos rucios muertos y un casa de putas desatada en idem lugar, la sangre y el semen cubrieron hasta los chinches del lugar.

Renato abofeteó a Claudia. Ella le tiró una patada en los testículos, pero fallo. Un combo a la ñata dejo a la Claudia desparramada contra una muralla llena de grafitis porno tipo “endereza la cabeza conche...”. Renato le metió la mano en la vagina y olfateo.

-“Voy a extrañar tu olor a puta”, dijo.

-“Pero qué haces mi amor, si este es mi trabajo, yo soy tu mujer, tu eres mi macho, mi pene regalón, el padre de mis hijos, mi vida, mi todo”

Fue lo último que Claudia dijo en esta vida. Renato le metió una bala en el coño y otra en el corazón.

Luego de contarme se puso a llorar. Yo estaba tranquilo, acostumbrado a tanta cagada en el mundo, no sentía pena ni rabia. No sentía. Bebimos más cerveza. El Pelú raja de pena y cebada repitió la historia tres veces. Había tristeza, pero no se arrepentía de haberla matado. Mi amigo se había convertido en un asesino de crónica roja. Tuve una erección a recordar a Claudia.

- Uhmm... ¡Que bien! Más cerveza.
- Toma un arma, me dijo el Pelú.
- Estay loco huevón.
- Toma un arma conchadetumadre
- Renato, toma un arma, me dije. Respiré hondamente y dos dedos con uñas piñiñentas me punzaron el corazón.
- Matamé Renato
- No, no puedo. El olor a mierda invadió nuestra conversación.

Renato lloró y se mandó un sorbo de chicha de manzana que le quedaba del 18 pasado. Me meé encima. Nunca había tenido tanto miedo. No sabía que podía ser tan marica. 'Llorón, no llorís maricón', me dije y seguí al Renato con la chicha de manzana.

-Si no me matai te voy a matar yo...
-Pero huevón, somos amigos. Yo no soy pato malo como vos, ni nunca creí en tu cuento político, pero somos amigos. Además no le hago mal a nadie, yo solo cuento historias. Vivo. Fumo marihuana.

-Me cagaste con la Claudia, vos también.
-Estay cagado Renato, me dije. Renato sabía de mi revolcón con su jermu. Me iba a matar.

-Te la tiraste el 3 de enero de hace dos años. Pensaron que yo estaba raja, y pisaron ahí, dijo indicando la mugre de colcha impregnada en la cama.

Si había que morir por caliente lo asumía. Había zafado de maridos celosos, de pololos cornudos y hasta de un milico que nos perdono la infidelidad con su esposa si lo dejaba chupármelo. Estaba listo para morir.

-Yo la quería, ahora no podrá tirar con nadie.
-Y yo tampoco.

Abrió la boca se metió la pistola y apretó el gatillo. La sangre saltó de lo alto de su cabeza y cayó desplomado como en las películas. Quedé quieto un rato. Un gato gordo y hediondo se hizo cariño solo contra mis piernas. Le di la mansa patada y lo maté, creo.

Pesqué un revolver y salí de la mediagua. Comenzaba a llover en la ciudad. Renato murió en la de él, me perdonó por tirarme a su puta.

Debe ser extraño morir mientras estas tirando. Nunca entendí porque no me dijo que sabía que lo había cagado con su mujer. En cambio me enteré que los rucios muertos en el topples eran hijos de un ministro de no sé que partido político.

En las noticias de la tele dijeron que fueron asaltados por un delincuente común.

3 comentarios:

(¯`·._(¯`·._.·casiopea·._.·´¯)_.·´¯) dijo...

nada que decir...otra vez te hiciste el tonto y no me saludaste

Partituras Inconclusas dijo...

Es la única respuesta que tengo al enfrentarme a ti.

Arrancando...

Entiendeme, es mejor para los dos.

Anónimo dijo...

Buena, con o sin saludo.. con o sin condon.. Viejo esta como debe estar una historia de putas.. sufrida y bien languetada