martes, mayo 30, 2006

Una Mentira


La luz deja la luciérnaga, el país deja el consumismo, los adoloridos del alma vuelven a la tranquilidad, ya no existe el purgatorio, la estrella que colgó de mi ventana desde que tengo memoria hoy cae. La madera se ha podrido, se rompen con solo tocarlas.

A mis dedos le crecen uñas de plástico, a mi alma la liberan los fantasmas. Pinochet en la mañana ha pedido perdón a los familiares de detenidos desaparecidos. Creo que miento. Miento si digo que tu olor ya se fue de mí.

El corazón ahora se inclina al lado derecho, los hombres son libres. Canto, ya nadie grita, hablo y ya nadie calla. Vivo y a nadie le molesta, odio y nadie cree, ni siquiera yo. El sida milagrosamente ya no se esparce, solo vive en los afectados. Nadie, ninguna mujer tiene hijos antes del matrimonio, no se puede, genéticamente es imposible.

El sol cae sobre la tierra y los humanos lo adoramos como a uno que hacia llamar Dios. Mi sombra me ha dejado. Trovadores dejan de cantarle al amor. Nuestros antepasados se levantan de sus tumbas –que están bajo nuestros pies- y nos reclaman lo que hemos hecho y lo que no. Aun te amo... ¿será cierto?

¡Tu olor ya se fue! La inercia ya no existe, ahora todos pensamos. Los chilenos amamos a los peruanos. Y los bolivianos no quieren mar. En la vida ambos caminamos y somos buenos, mi perro me gritó esta mañana y me reclamó que su comida estaba sin sal...

Y lo mejor de todo, es que yo ya no te amo.

¿Quieres que te siga mintiendo?

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