martes, julio 18, 2006

Tragos y Sueños...


Se mezclaron el alcohol y los sueños. Como tantas veces lo había hecho. Llegaron desde una colina nevada donde se encuentra el mismo ardor de una batalla. Donde los alpinistas clavan su bandera representativa. O donde los militares lograron su victoria.

Y ese sueño y ese alcohol me hacían no creer lo que me estaba viviendo. Aquella noche en donde las gaviotas poblaban el río Mapocho buscando un poco de alimento contaminado.

Tú sonrisa se hacía invisible como mi propia canción de alegrías confundidas. Porque nada era cierto. Quizás estábamos dándonos una muestra de afectos embriagados.

Los dos señores que crecían en esa helada banca de la plaza Ñuñoa necesitábamos del otro. De ese desconocido con chaqueta de cuero o de esa princesa filosofal.

Esas soledades que se acompañaban, carecían de poemas blancos y se momificaban con el desagradable ruido de la gran ciudad. Eslabón que está drogado por la vorágine computacional o la droga más fuerte fusionada con barbitúricos.

No valemos nada... era lo que repetíamos en silencio, para después mirarnos y sonreírnos de verdad. Brindábamos con la cebada de un costoso trago, en una fría noche donde los amores estaban donde corresponden.

La policía asechaba el lugar como buscando excusas para lograr mi detención. Sabían que próximamente mi final estaba tras la celda. Tras esa helada celda de cemento, ladrones y desquiciados conductores que cometieron el mismo daño a sus vidas. Con la diferencia aberrante de que sus nombres no han sido pisoteados por sus amigos. Ellos no se transformaron en el hazmerreír de sus feligreses.

Olía el cadáver de uno que está muerto hace rato. Se peleaban por solicitar mi credencial de chileno. Esos ojos llenos de lágrimas no entendían ni media palabra, porque miraban los sonetos de otro afortunado.

Era el momento de las despedidas.

Todo acabó cuando un momento más tarde abrí mis ojos y me di cuenta que no eras tal. Fue el celular y su alarma que me lo indicaron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dije que vería tu Blog y que postearía en él.

Me mentiste porque me dijiste que escribirias una mala historia y esta está hermosa.

Nos encontramos en la misma banca de la plaza.