lunes, mayo 12, 2008

Des-cuecado


Otra vez me fui infiel. A mis lealtades, a mis fantasmas, a mis audiencias de corte ingles y mis salvados temporales. No cabía la angustia, ni los llantos de expertos, las metáforas reconocibles y los sueños despiertos.

La radio, la televisión, el Internet y el tiempo, me hacían cómplices de esos infiernos. Calmados por simple convicción, y enamorados por pura pasión sin un tiempo.

Coplas de un cantor sin guitarra, sin la efusión arriesgada y las historias desechadas. Víctima de las circunstancias, de un buen beso, o de las mismas sustancias.

Cabeza agacha me destierro, en todo momento, en todo lugar y en muchos supuestos. Enceguecido por la luz, de aquellos buenos cuerpos, que se reían por la noticia de Curepto.

Cobijados en las sabanas de recuerdos, sumergidos en sus oriundos pretextos.

Me despierto y pienso en ella. En las caricias a destiempo, en los cuernos del toro hambriento, en la fatiga de la última noche, y n lo bueno, y en lo malo que nunca fue cierto.

viernes, mayo 02, 2008

Vox Populis


Me moría por saber que pensaba. Dónde estaba, qué hablaba, cuándo lo decía, cómo lo decía y a quién. Me angustiaba el no verla. El no saber de ella. El degustar sabores irracionales. Sentirme victimario de un delito no cometido. De una blasfemia absolutamente irracional.

Al deseo prohibido. A una cara de princesa triste, llena de mentiras y tentaciones tácitas.

A esa altura de la noche, me cansaba despertar en unas piernas femeninas, pero ajenas. Subidas de tono, donde la carne es más degustáble que en una parrilla, con cerveza y amigos.

Volvía a sentirme como siempre. Sumido en un descomunal mal gusto. Obviado por la comunicación sin mensaje ni emisor.

Los días pasaban como los de Tucker. Ese que se transforma en un Donjuán siendo un “Don nadie”. Cómo explicarlo. Como aceptarlo. Como verse nuevamente en una cama desconocida después de un par de piscos sour.

Me recordé por un instante de tantas de ellas que dijeron “espérame, voy y vuelvo”. Me imaginé una historia en que era el ganador de las entrevistas y donde la profesora de turno me comía a pedazos, despacito, con música ad hoc.

Sin querer me idee un vox populis donde la historia era yo y mis fantasías.