lunes, marzo 26, 2007

Gracias a las historias

De niño me hablaron que Dios era grande y que rezando concedía favores...nunca pasó nada...

De un poco más niño me hablaron de un ser supremo que innovaba a su amigos para salvarnos...nunca pasó nada...

De mayor me dijeron que era muy corto el viaje y que debía señalar el norte y las estrellas polares...

Ahora...quiero cantarles de que nació un pequeño y diminuto hijo...
Gracias a todos...

lunes, marzo 19, 2007

De sueños que se tienen


Ayer me hablaban de un amor imperfecto y de un tipo brillante pero sin luz. De millones de palabras dichas en silencio. De gestos, gustos y caricias, olvidadas.

De sueños que se tienen cuando él aparece por el largo corredor de esa re-conocida casa, besa esos labios y abraza a ese chiquillo inteligente. Me hablaron de un pequeño demonio que crece a pasos agigantados y de llantos que brotan como palabras.

De olvidos que se extienden en una cama en la cual uno no se puede sentar. De una gallina que picotea, de una madre que se niega el aceptar el cariño que le tienen y de una amiga que guarda una moneda para seguir comiendo.

Me hablaron de millones de metáforas que brotan desde las descoloridas antigüedades de sueños de una vida completa, feliz y sin condiciones. De mimos insufribles, de un padre con un hijo postizo, de un profesor califa o de una práctica profesional que se transformó en karma.

Ayer me hablaron de un pasado que dejó de existir y de un mago que habla de lo podrido de su inteligencia y que se niega a olvidar. Me dijeron entre sollozos que no hay dinero para pagar sus propias culpas, de un veterinario y de vientos que dejaron de soplar.

Y esa voz, tras el teléfono, ruega el ser escuchada y no discutida por la otra oreja que escucha. Quiere volver a reír y también volver a soñar. Necesita con urgencia de un par de labios que le cuenten otra historia más bonita. Ella, necesita un sorbo de cerveza en un Pub refinado o ir al zoológico para descoyuntarse con los monos.

Dije que estaba con los ojos abiertos pero con la mirada absolutamente perdida. Tras eso, hubo silencio del otro lado...

Me gritaron que los sacrificios hechos, nunca habían sido celebrados y que el olor a muerte de ese romance es más fuerte que el perfume a flores. La pregunta ha hacerse es ¿Que importa si el tipo se baña, si huele a estiércol?

Rememorábamos un si fin de palabras, anhelos y desaciertos cuando y por fortuna me di cuenta que esa historia sigue siendo mía y el dejo de calamidades me ofusca, me engaña y me acobarda. Por fortuna no fui el culpable y esa voz que aún aparece en mis sueños descargó toda su batería en aquella plática...

Me reía con mi cigarro porque hablaba por el teléfono precisamente con la dueña de mi literatura y mi celular no paraba de sonar. Discutía con la que no me quiere como hombre y me llamaba la que si desea eso y mucho más.

El teléfono se apagó en el mejor momento...

jueves, marzo 08, 2007

Insomnes

Todo acabo a la mañana siguiente cuando a lo lejos aparecía esa luz. Eran los pacos que nos pedían nuestra identidad. Ellos me preguntaban cosas desordenadas emocionalmente, llenas de locuras expuestas en la noche anterior. Cuando las jóvenes promesas no significaban absolutamente nada. Momentos, cuando aparece un beso furioso y se te pone la nariz roja para sonreír.

Me preguntaron: ¿Me da la sensación que no te ríes mucho? no sé como explicarlo. Sé que vives a concho y lo disfrutas todo, pero eso de disfrutar sin mascaras, sin narices rojas... no sé. Pero te entiendo lo que me explicas.

Tuve mucho miedo al involucrar sentimiento con otra chica y sin darme cuenta, ella me decía querer mucho y me dejé llevar por eso. Además, la historia se repetía. Ella era como lo vivido antes. Como “La dama y el Vagabundo”. Como amar lo que es todo mío. Como la antigua Jessica que abandonaría todo por mí.

Yo volví a sentirme perdedor, entonces lo que hice fue irme pa´ dentro heavy. No hablaba, no salía. Lloré muchas veces; me encerré en lo único que me hacía escapar; en los libros y eso me hizo darme cuenta de otras historias.

Explícame eso, por favor, me dijeron. Es decir, me ponía en el personaje de cada uno de los libros fui el Principito, Juan Salvador Gaviota, Pablos, en fin... fui muchos, pero en realidad era yo.

Quería verla; soñaba con que apareciera abajo de mi casa y me dijera perdóname...

Hasta que en un momento ella sola volvió, me pidió conversar y yo le hice todas las preguntas que le hacía a los libros. Cuales eran esas preguntas, me dijo al instante.

Sentía que algo me faltaba. Eran los códigos que construimos juntos porque me enamoré de mi historia cuando debía enamorarme de mí. Me enamoré de una fantasía, cuando el universo me había puesto un montón de otras estrellas.

Quizás deba quererme un poco más. Por eso ahora todo lo que hago me lo cuestiono de sobre maneras y no es por inseguridad sino que simplemente para no cometer errores y no hacer daño.

Y eso te hace bien, volvieron a preguntar. Siento estar bloqueado con las mujeres porque no valgo lo que necesitan. Siento que con ella me proyecté mucho. La idealicé y eso no sé hace, dije y traté de desviar la conversación.

Tras eso, volví y dije que ahora, por ejemplo, lo que te estoy contando me ocurrió el reciente viernes. Salimos y una chica se emborrachó más de la cuenta. Fuimos varias personas, entonces ella se portó demasiado cariñosa y yo no hice nada. Nada. Todo el mundo, el lunes me preguntó lo clásico.

Sabes lo que hice realmente. Qué?, me dijo; la dejé acostada en su cama. Lo reconozco, la desvestí, le saqué la ropa, le puse su pijama, le dejé una nota explicándole y me fui a mi casa.

Me estas hueviando me dijo mirándome fijo a los ojos. El conserje al salir de su Departamento, me echo un chiste. El sábado tenía que arreglar todas esas miradas perdidas del día anterior así que fui a su casa y le conté.

Ella solamente me dijo “Muchas gracias”. Ahora te digo que sería bello ir con un cuchillo verde. ¿Con qué?, me preguntó algo confundida. Con un cuchillo verde, le dije como explicándole lo que no tiene explicación.

- Ahhh!, se sorprendió, te refieres a tu texto. Así es, señalé.

Honestamente le toqué cada uno de sus puntos de excitación; sé los conozco todos y eso no fue pericia mía, fue simplemente que ella me permitió hacerlo.

- ¿Y como fue eso?, me preguntó.
- Bailando, le dije.

Se sacó todas sus trancas en ese tema conmigo y el recordar su cara de "Caliente" y como se le enrojecía la barbilla y todo su rostro, fue muy loco porque ella en el condominio es la niña perfecta. Que más te puedo decir, esa es la historia.

- Agradezco la confianza amigo. Quizás no fue una casualidad, pero tú hiciste tu trabajo. Tarde o temprano, todo volverá a ser normal.

Luego de aquella conversación telefónica me reí de la historia. Jamás volvieron a reconocerse porque ella está felizmente casada y él trabaja en las noches.

jueves, marzo 01, 2007

Incondicional...


De fondo sonaba “Escalera al cielo” de Led Zepellin y esa frase me sonaba a uno de tantos otros argumentos que se pretenden argüir en la noche que manda a las debilidades. Puede que suene como un barato anuncio de besos aún más baratos. Quise creer todo.

La noche se prendía lentamente y el verano era el culpable. Esas minis cortas con piernas flacas y largas de todas esas promotoras de distintos productos me enseñaban y me decían que no era mi lugar. Había olor a gente linda.

Nunca supe el por qué me encontraba en ese lugar. Tal vez, seguía mis instintos por no estar solo, pues ya me había aburrido tener la tele prendida, mirar por la ventana, prender otro cigarro y esperar que cayera nuevamente un rayo.

Fue mejor cambiar la canción y poner otra peor. Una de esas que duelen por dentro. Una de aquellas que te recuerdan de cosas furiosas y sencillas. Una de esas que demuestran en donde estas parado, donde pisaste y a donde caminarás.

Pude haber subido a esa “escalera” que me llevaría a unas nubes. Desde esa ventana podría haber vigilado a todo el mundo. Reiría de las fantasías de otros. Humillaría a mis enemigos. Cuidaría a mi familia y me encontraría con muchos que ganaron esa corrida.

Hablaría con Kurt Cobain y le preguntaría que opina de su hija. Consumiríamos un poco de heroína y bebería unos tragos con Morrison y Hendrick. Coquetearía con Janis y Dios me castigaría por corromper a esos ángeles. No me cansaría de mirar a esos niños que le enseñan a escoger a sus amores. Fumigaría los pasos de muchos.

A Pinochet le preguntaría del porque de tanta muerte. Abrazaría a mi abuelo y esperaría a los que siguen. Les haría una fiesta de bienvenida a todos los barristas que han caído, sin importarme si son del Colo Colo o de la U. Tampoco si son de Izquierda o del otro lado. Festejaríamos por las pasiones.

Conversaría con los que hacen llover. Explotaría los salmos y me hundiría en besos con las diosas. Me haría invisible y husmearía en cada baño público. A la mañana siguiente me levantaría, seguiría escribiendo y esperándola.

Mis hijos lo merecen...